Nacido un 17 de septiembre de 1946. Arquitecto y docente en la UBA. Militante peronista de Montoneros, se encontraba detenido desde el 5 de agosto de 1975 (Gobierno de María Estela “Isabel” Martínez), en la Unidad Penitenciaria N° 9 de La Plata bajo la jurisdicción de un juez federal; por su carácter y su impronta, fue elegido por sus compañeros, delegado de pabellón; es decir aún preso, era la voz autorizada por sus pares para hablar con los milicos. Súmese a eso que era descendiente de judíos adinerados. Lo tenían en la mira por diferentes razones, como se ve. Fue retirado del penal por fuerzas del Ejército en complicidad con el Servicio Penitenciario de la provincia de Buenos Aires, trasladado a un descampado, torturado y fusilado por la espalda en un fraguado enfrentamiento armado que nunca existió. Todo eso ocurrió un 2 de febrero de 1977. El coronel Roque Presti, jefe del Regimiento 7 de Infantería y del grupo de tareas de esa sub-zona militar, comunicó a los familiares que Horacio “se suicidó”. Y si bien le dieron el cuerpo de Horacio a su esposa (Alicia Quirós) la obligaron a no publicar obituario, ni hacer velatorio y le prohibieron verse con algún familiar de los detenidos en la U-9. Los padres de Rapaport vivían en Recoleta, arriba del “Café de la Paix”. Su padre ingeniero no entendía y de hecho se murió sin entenderlo, como su hijo mayor, por el que sentía una particular afinidad y cariño, siendo un hombre profesional que tenia todo servido –medios, contactos, prestigio, relaciones- abandonaba sin más ese presente venturoso para irse a una Villa. ¿Qué tenía que hacer su hijo ahí? … En vez de estar manejando ya la empresa que él quería dejarle, ahora, funcionando y exitosa.