“Lautaro”. Nació en Córdoba (Laboulaye: 30 de octubre de 1948), pero de chiquito con su familia fue a vivir a la ciudad platense de las diagonales. Allí estudió Cine hasta segundo año de la carrera. Se ganó la vida como diseñador gráfico; también trabajó en el zoológico platense. Falleció el 4 de junio de 2016 a la edad de 67 años. Padecía una enfermedad terminal, la cual le fue detectada casi por casualidad en un hospital público, tras ser baleado con postas de goma, durante la represión a los estatales de la ciudad de La Plata, por parte del gobierno PRO-Cambiemos de Julio Garro, a principios de ese mismo año. Militó en la Guerrilla Ejército de Liberación (GEL) en los ‘60, luego en FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) y en Montoneros. Recuerda al respecto: “Mi inclinación política creo que surgió por una experiencia de la infancia. El intento del General Valle de traer a Perón después del ’55 empezó en La Plata en el Regimiento 7. Querían tomar la Jefatura de Policía y yo vivía justo a una cuadra de ahí. Todo eso me marcó mucho: desde el patio de mi casa les tiraban con obuses a la Jefatura y no la pudieron tomar. Yo quedé mal, tenía 8 años y pasé mucho miedo. Fue una situación violenta y traumática. Era como una guerra. A mí me taparon con un colchón, pero escuchaba todo. Después racionalicé lo que había pasado. Y de eso construí (…) Además siempre fui un tipo a contramano de lo que socialmente debía hacerse. Iba a un colegio privado, de curas, al “San José” de La Plata, que estaba bien considerado. Definirme como peronista en ese momento fue rebelarme ante los militares y la persecución que llevaban adelante. Para estar en contra de ese ‘status quo’, en Argentina había que ser peronista”. Estuvo en clandestinidad a principios de los ’70 y luego preso en Rosario hasta la amnistía presidencial de 1973 (se lo acusaba de ser del grupo de las FAR que se cargó en un operativo armado al general Juan Carlos Sánchez, un torturador de aquellos, el 10 de abril de 1972. Por esa acción lo condenaron a reclusión perpetua); épocas duras y represivas para nuestra patria. Al salir de la cárcel volvió a La Plata y a la militancia barrial en Juventud Peronista. Luego con el golpe del ’76, nuevamente a poner distancia con los represores. En los ’80 fundó “Peronismo por la Patria”; también fue candidato a presidente (año 1999: “Frente de la Resistencia”; sacó 60 mil votos). Lo que pocos saben es que atajó en las inferiores de Estudiantes de La Plata, en un equipo de la B en Suecia (en su condición de exiliado; el equipo del Linhamns, una filial del conocido Malmö) y fue DT en Mozambique donde lo apodaron “Mister Montonero” y hasta le ofrecieron dirigir a la selección nacional de fútbol de ese país africano (“En África había compañeros que estaban apoyando al Movimiento de Nelson Mandela. Se había hecho una especie de embajada montonera. Me ofrecieron ir ahí, a Mozambique. Yo no sabía ni en que parte del mapa estaba, la verdad sea dicha. Pero fuimos”). Sobre su ingreso a la guerrilla armada peronista, recuerda cuando y porqué: “Cuando los Montoneros ejecutaron a Aramburu, ese hecho me sacudió. Me dije: Esto es lo que hay que hacer. Es el único camino posible. Me definí; quería ser uno de esos, quería ser Montonero”. Dejó sin concluir un libro de su autoría autodefinido como una experiencia “político–existencial” que lleva por título: ¿Valió la pena? Recordado por sus compañeros de tantos años como una persona que combinaba la pelea con el humor, la partida de Jorge Reyna, golpea muy fuerte a toda una generación de luchadores y luchadoras que en los ´70 estaban dispuestos a dar la vida por una Patria digna de ser vivida y amada. Jorge Reyna militante del Peronismo Revolucionario ¡Presente!