Roberto
Baschetti

Santi, Roberto Gustavo

“Beto”. 26 años. Había hecho el servicio militar en la Marina y como parte de la resistencia a la dictadura militar, metió un “caño” en el Edificio Libertad. Estudiante de Física Nuclear. Trabajador telefónico en la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL). Militante de Juventud Peronista y aspirante en Montoneros. Por su habilidad en el volante, fue el chofer y custodio de Horacio Mendizábal (ver su registro), que tenía la más alta graduación en el Ejército Montonero. Santi fue “chupado” por el Servicio de Inteligencia Naval (SIN) –a cargo del oficial de la Marina de Guerra, Luis “Abdala” D’ Imperio- que también operaba desde la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), cuando trató de encontrarse con su madre María Esther Iglesias de Santi, viuda de un suboficial naval. Eso fue el 27 de mayo de 1977. Concretamente lo descubrió en la calle, en las inmediaciones, de pura casualidad, Pablo García Velazco, alias “Serra”, oficial de Marina y represor. La madre fue obligada a presenciar la tortura de su hijo, amarrada a un catre, mientras también se lo amenazaba a Roberto Santi con atormentar a su madre si él no brindaba la información que le requerían. Madre e hijo fueron asesinados. “Candela”, montonera, sobreviviente de la ESMA, lo recuerda así: “Yo le tenía mucha confianza, era un tipo que despertaba confianza en una salida y frente a una emergencia cualquiera. Era un tipo con recursos. Siempre andaba con los 27.000 sentidos prendidos. Era muy bueno militarmente, con gran capacidad de reacción. Era un tipo muy claro en su conducta (…) El que ‘canta’ mi cita es ‘Beto’, porque no puede más, porque la ‘emparrillaron’ a la madre. Yo voy dos veces a mi cita, porque no puedo creer que ‘Beto’ haya caído, fui en medio de una lluvia, una cosa espantosa, un día de frío, de lluvia, gris… Ya ‘chupados’ ambos, pude hablar con él en la ESMA. Nos dimos un abrazo muy grande en el baño. Lo vi vencido, con culpa, pero con mucha dignidad. No le reproché nada. Yo lo entendí perfectamente por entonces: Marcó la zona de la cita conmigo, pero no el dato exacto, tuvo una conducta digna. (El que me marcó fue otro). Yo creo que hay que aguantar y no hay que cantar a los compañeros… pero si a alguien le emparrillan a la madre… Entendí que él, no podía hacer otra cosa. Porque no era su vida y ellos. Eran la madre y él”. “Jonás” otro militante que pasó por la ESMA y puede contarla, dice: “el ‘Beto’ era un militante duro. Lo llevaron a un par de lados, volvía y lo hacían mierda, porque tiraba citas falsas, sin saber que adentro la maquinaria ya estaba muy aceitada. El punto en el que lo vencieron fue la tortura a su madre”. Para más datos sobre Roberto Gustavo Santi, ver en esta misma página web, las líneas dedicadas a su novia Ana María González.