Roberto
Baschetti

Scianca, Teresita María

Nacida el 17 de mayo de 1954 en Intendente Alvear, provincia de La Pampa. Allí cursó el secundario en el tradicional colegio Heguy de la Sagrada Familia, por lo que puede afirmarse que tuvo una formación católica en un ámbito conservador. Se vino con su madre y su hermana a vivir a Buenos Aires donde comenzó una carrera terciaria de Servicio Social, en el Instituto de Cultura Religiosa Superior, un anexo de la Universidad Católica Argentina (UCA). Radicada en el barrio porteño de Belgrano, su profesión la llevó a asistir a los pobladores de las barriadas más pobres de San Fernando, en la provincia de Buenos Aires. Allí comprendió rápidamente que lo social no puede desvincularse de lo político si uno busca soluciones de fondo para el problema de los carenciados. Comienza su militancia en la Juventud Peronista (JP). Norberto Asquini en su excelente libro “Crónicas del fuego” describe el fenómeno acaecido a principios de los ’70. “Integró un frente de unos veinte militantes de la izquierda peronista conformado por jóvenes, profesionales o estudiantes universitarios –médicos, abogados-, salidos en su mayoría del activismo católico; otros de clase media de San Fernando y muchos humildes habitantes de la barriada con vinculaciones con los obreros navales de los astilleros y varias industrias de la zona. Con ellos realizó la campaña del “Luche y Vuelve”, marchó el 17 de noviembre del ’72 cuando Perón volvía al país y participó de la campaña electoral de ‘El Tío’. Junto a los activistas trabajaba un sacerdote tercermundista, Vicente Adamo, que apoyaba su proyecto. El barrio de obreros, con pocas calles asfaltadas, tenía una capilla, la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, a la que los militantes le habían construido una salita de salud o dispensario”. Para fines del ’74, María Teresita trabajaba en el Banco Nación y se había puesto de novia con un compañero peronista del frente territorial: Germán Kuhn (ver su registro), al que le sacaba más de una cabeza de altura. Ambos ya eran cuadros Montoneros. El 10 de abril de 1975 se casaron por Iglesia ante el sacerdote Jaime Guillaument y la familia aún recuerda que ese día los invitados a la ceremonia religiosa debieron esperar bastante tiempo a los novios, que primero fueron a festejar su compromiso con la gente de la villa en donde militaban. El golpe militar de marzo del ’76, no los paralizó ni intimidó más de la cuenta. El 31 de mayo de ese año, Scianca con otros compañeros realizaron una panfleteada de repudio al golpe y de apoyo a Montoneros en la esquina de Sobremonte y Avellaneda (Virreyes, partido de San Fernando). Ella iba con otro muchacho, Beto. Cayó una patrulla militar y trataron de mimetizarse entre la gente. María Teresita enfiló para el lado del barrio –terreno conocido y seguro- pero la corren y la alcanzan. Se la llevan detenida en tanto ella –como podía- los pateaba y los recagaba a puteadas. La cargan a una camioneta militar y también a Beto por las dudas, aunque este ya había podido desprenderse de toda evidencia comprometedora. En un edificio cercano comienzan a torturarla para que de nombres de compañeros; Beto oye que los milicos dicen que es una “dura”, que no “canta” nada. Y en su silencio hasta la muerte (2 de julio del mismo año, ver más adelante), ella se anota un triunfo ante la barbarie y además salva la vida de Beto al que liberan por falta de pruebas y que hoy con lágrimas en los ojos recuerda todo lo vivido. Nadie cayó por esta jovencita, ninguna casa operativa de la “orga” fue allanada, ningún compañero perseguido. El 27 de octubre de 2003, en Capital Federal, en un acto público, el Banco Nación recordó a todos sus empleados “desaparecidos” durante la última dictadura militar, allí estaba el nombre de María Teresita Scianca, ya que trabajó en la sucursal Energía Atómica de dicho banco nacional. Según investigaciones posteriores, aún con vida, fue a parar al centro clandestino de detención de Campo de Mayo y su cuerpo fue enterrado como N.N. el 2 de julio de 1976 en el cementerio de Virreyes, provincia de Buenos Aires. Otro homenaje: Teresita María Scianca, el 15-06-2007, fue recordada junto a los otros 10 ex alumnos del Colegio Marianista de Buenos Aires, secuestrados-desaparecidos. Un mural cerámico inaugurado a tal efecto, perpetúa el compromiso que asumió hasta dar su vida. (Ubicación del mural: Avenida Rivadavia 5625. Caballito). En “Página 12” del 31 de mayo 2020, puede leerse en su obituario: “Tu caminar dejó huellas… Tu recuerdo las ilumina… Nosotras las seguimos… ¡Teresita presente! ¡Ahora y siempre! Fue genocidio. Fueron 30.000” y con tal motivo recuperan un texto del eximio escritor uruguayo Eduardo Galeano: “La memoria viva no nació para ancla. Quiere ser puerto de partida, no de llegada”.