Roberto
Baschetti

Amorín, José

“Pepe”. “Petiso”. Falleció el viernes 7 de diciembre de 2012 a la edad de 66 años. Auténtico exponente de la militancia juvenil asumió su compromiso a mediados de los años sesenta, en una época en que los cuadros peronistas no se iniciaban en la política soñando con ocupar un cargo. Fue uno de los proto-fundadores de la organización Montoneros junto al “Negro” José Sabino Navarro. Amorín combinó su militancia con sus estudios de medicina, especializándose en la rama sanitarista de la misma. Fue autor de varios libros, entre ellos “Montoneros: la buena historia” en donde resumió sus experiencias. Dicho libro lo tengo dedicado de su puño y letra; además, tomé parte de la presentación del libro en nuestra Biblioteca Nacional el martes 27 de septiembre de 2005. Fue siempre fiel a sus ideales. Luchó por la alegría y concibió la vida como una entrega solidaria y plena. Como tantos compañeros sufrió tortura, cárcel y exilio. Así vivió y así lo recuerdan amigos y compañeros como Ernesto Jauretche: “Un típico petiso: arrogante, autosuficiente, audaz; de los que tiene que demostrar día a día su superioridad; un peronista de buen trapío; en fin, un incorregible, como los que van al matadero cantando (…) Murió el asaltante de diligencias sin oro, el vengador de causas descamisadas, el ideólogo de la ilusión, el gozoso del olor a pólvora. El Negro Sabino Navarro, su jefe y maestro, allá en la estanca donde lo está esperando, lo recibirá como corresponde: cantando la marcha peronista; a su lado, Pinguli (Carlos Hobert) tamborilleará el ritmo con los dedos. En sus etapas de subordinación orgánica, fue el conductor de una Armada Brancaleone en camisión y en pata; eran los proto-Montoneros que improvisaban sus primeras temeridades. Médico que hizo honor como pocos al juramento hipocrático, ejercía en el páramo de la clandestinidad, mientras planeaba inverosímiles operatas en un desvencijado consultorio improvisado. Por su insubordinación fue a parar al lejano oeste (de la provincia de Buenos Aires) donde se destacó como el vaquero esmirriado de gatillo certero, capaz de conquistar al más reacio con un discurso torrencial. Murió José Amorín y con él otro vestigio de una estirpe: la de los optimistas de toda la vida, los ganadores, los que no se rinden, los invencibles, los que vivirán para siempre en el cementerio de la memoria. Pepe, montonero querido: hasta la Victoria”. Amorín obtuvo varios premios literarios y publicó dos novelas: “¿Qué fue de aquellos héroes que escaparon para no morir?” y “La ventana sin tiempo”, como así también un libro de cuentos titulado “Testimonios y parodias”. En los años anteriores a la publicación de su libro sobre la experiencia montonera convivió y trabajó con comunidades indígenas del Impenetrable Chaqueño y Misiones.