Roberto
Baschetti

Giuffra, Rómulo Carlos

“Agustín”. “Pablo”. Estudiante y docente de Arquitectura en la UBA con un paso anterior par la carrera de Letras. Militante peronista y montonero en Morón, provincia de Buenos Aires (barrios Villa Ángela y Carlos Gardel). Secuestrado por el Ejército Argentino el 22 de febrero de 1977 en la estación Morón del FF.CC. Sarmiento, entre las 16 y 17 hs. Asesinado tres días más tarde en Ruta 21 y Coronel Monasterio, González Catán, también en la provincia de Buenos Aires. Sus restos –presumiblemente- están en un osario del cementerio de Villegas, en La Matanza, provincia de Buenos Aires, Es decir donde hay millares de huesos, que se desarman, mezclan, etc. impidiendo su identificación total. Otra hijoputez de la dictadura militar. Dejó a su compañera, Sonia Severini y una hijita de 5 meses de vida, de nombre María, al momento de su desaparición. Ambas se exiliaron en Brasil. En algún momento le escribió a Sonia: “Si alguno de los dos tiene que morir, quiero ser yo quien muera y vos quien quede viva. Si me matan, no te quedes llorando, seguí en la lucha. No llores por mí. ¡Qué importa mi vida! Si hay gente que se muere de hambre. No llorés. Pensá que nosotros elegimos esta vida y con ella el riesgo de la muerte. Sólo se trata de mi vida. Y hay cosas más importantes que mi vida”. Sus restos fueron recuperados por el Equipo de Antropología Forense en 1998. Su casa fue ocupada por la VII Brigada Aérea de Morón y en ella se instaló durante 7 años un aeronáutico de apellido Astesano o Astezano. En el ’83 esté sujeto dejó la casa y Sonia Severini le inició un juicio, en donde todos los vecinos le salieron de testigo por la usurpación del milico. Hoy en día, la antes pequeña María Giuffra, ahora con 28 años, encontró en la pintura el mejor modo de reflejar el crimen sufrido por una generación y expone sus creaciones. Madre e hija al unísono expresan: “Él era un guerrillero. Un luchador popular. Murió dando combate como sus compañeros. Ellos fueron la única y verdadera vanguardia que luchó contra la dictadura, la injusticia y el hambre. Ellos fueron y serán siempre los más valientes, el orgullo de nuestro país. Siempre en nuestro corazón y en nuestra memoria. Ni olvido ni perdón para sus asesinos”. Esa misma hija, en enero de 2020, dio a conocer una historieta de su autoría titulada: “La niña comunista y el niño guerrillero” en donde grafica la historia de su propia niñez y las de otros nueve chicos cuyas familias fueron asesinadas o secuestradas por la dictadura cívico-militar.