Roberto
Baschetti

Lagrutta, Eduardo Alberto

“Ramón”; “Pedro”; “Ramiro”. “Pelado”. Nacido el 7 de mayo de 1949 en Rosario, provincia de Santa Fe. Estudiaba en el colegio La Salle de esa ciudad portuaria. Hugo Papalardo, ex militante montonero, graciosamente recuerda, que los compañeros secundarios de Eduardo Alberto, afirmaban que: “El cura nos decía, ustedes no tienen que ser como Lagrutta, por más que sea el mejor alumno de este colegio… decía esto, porque le había tirado huevos al ministro de Educación de la dictadura, Pérez Gilou y había salido escrachado en una foto; así que, para el La Salle, era de lo peor y para colmo, confirmado, era el mejor alumno del colegio…”. Estudiante de Humanidades en la Universidad Nacional de Rosario, siguió la carrera de Psicología a partir de 1968. Desaparecido en San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires, el 11 de mayo de 1977 luego de combatir ferozmente en la vía pública (inmediaciones de Almafuerte y Salta), al ser “cantada” una cita a la que concurría. En enero de 1979, la Conducción Nacional Montonera lo distinguió -post mortem-, con la Orden “Al Héroe en Combate” en su máximo grado, el del “Comandante Fernando Abal Medina”, por dejar su vida “en defensa de los intereses de nuestra Patria y de nuestro Pueblo”. Su compañera era Miryam Susana Coutada (ver su registro). Una de sus hijas asegura que “mi papá tenía un total compromiso y le ponía el cuerpo a todo, era honesto y con fuertes convicciones, siempre pensaba en actuar bien (…) estaba convencido de que era posible hacer un mundo mejor”. Quienes le conocieron recuerdan que gustaba del folclore y jugar al rugby y que desde los 16 años asistía al instituto Social Cristiano de Estudios y Acción Política; además iba a donde cuidaban las monjas, les daba apoyo escolar a los niños que ellas cuidaban y como si fuera poco, los adoptaba como ahijados y los sacaba a pasear. En la universidad asistió al Campamento Universitario de Trabajo y viajó a Salta para ayudar y trabajar con los explotados jornaleros de la cosecha y ver así, como vivían y como sentían. Volvió con la idea que había que cambiar para siempre ese orden social injusto que convertía a los hombres en animales. En ello dejó su vida.