Le decían “El Tucu”. Ferroviario de Diesel en Temperley, se jubiló joven debido a que una explosión le voló los dedos de una mano. Peronista desde la cuna, organizaba su barrio para una vida más digna. Testigo accidental de la “Masacre de Pasco” (marzo 1975), en que la AAA secuestraron, mataron y fragmentaron a bombazos los cuerpos de varios compañeros de Lomas de Zamora, su vida comenzó a ser un calvario. Lo fueron a buscar a su casa, 2 personas de traje, el 14 de octubre de 1975 y se lo llevaron. Seguramente adujeron algún trámite policial de rutina. Su cuerpo sin vida apareció en el Hospital Gandulfo, 12 días más tarde y en la partida de defunción constaba un derrame cerebral ocurrido el mismo día de su secuestro. Sus sobrinas indignadas decidieron presentar una causa en los juzgados de Banfield, pero allí un juez les dijo: Si levantan falso testimonio contra la policía, ustedes quedan presas”.