Roberto
Baschetti

Caramella, Aldo José

“Pachi”. Su amigo Carlos nos lo presenta: “Bastaron tres o cuatro de esos sábados de fútbol, con sus charlas, bromas y discusiones, para que casi sin darnos cuenta nos convirtiéramos en inseparables; en poco tiempo más pasó a ser el hermano varón que nunca tuve. Transitábamos una adolescencia típica de la clase media santafesina a la que pertenecíamos, en la cual los sueños pasaban, en gran medida, por completar estudios universitarios, obtener un título profesional, formar una familia y acceder a un buen pasar económico. ‘Pachi’ cargaba con una mochila bastante pesada de dificultades personales, familiares y económicas. Entre otras cosas, sobrellevaba un problema físico que le impedía hablar con normalidad, y por si ello fuera poco siendo muy chico había perdido la visión de un ojo en un accidente de juegos infantiles. Destaco estas cosas porque imagino que a cualquier otro muchacho de esa edad podrían haberlo convertido en alguien introvertido, retraído o por qué no, también resentido frente a lo que la vida le ponía en el camino. Pero no fue su caso; él era alegre, comunicativo, desinteresado, amigo en el más amplio sentido de la palabra y por encima de todo tremendamente solidario (…) Algunos años después de conocernos, durante la dictadura de Lanusse, mi hermana Alejandra y su compañero y marido de ese entonces, el ‘Goyo’ Iribarren, cayeron presos a consecuencia de una militancia que hasta ese momento nosotros, sus familiares, ignorábamos por completo. Fue algo que a ‘Pachi’ y a mí nos abrió los ojos y la mente, nos mostró que había una realidad que desconocíamos, cargada de una injusticia que pese a tenerla frente a los ojos no veíamos. Un verdadero cachetazo que nos hizo reaccionar, sacándonos de esa tilinguería adolescente, para comenzar a interesarnos por temas sociales y políticos. Para graficarlo: en muy poco tiempo pasamos de la revista ‘Gente’ a ‘El Descamisado’. Con mi vieja y mi hermana Clarisa comenzamos a participar en la Comisión de Familiares de Presos Políticos y después del primer día, las palabras de ‘Pachi’ fueron ‘no me dejen afuera’. Él no tenía familiares presos, pero se sabía parte de la familia, siempre acompañando, siempre solidario, siempre hermano. El paso natural, inmediato, a partir de la Comisión, fue para ambos comenzar a militar en la Juventud Peronista. `Pachi’ lo hacía en grupos barriales y yo en la facultad. Pese a ser grupos diferentes, seguimos inseparables, compartiendo todo el tiempo libre”. Luego Carlos habla de los tiempos difíciles que se sucedieron con la muerte de Perón, el desgobierno de Isabel, el golpe, la instauración de la dictadura y la necesidad extrema de cuidarse y en muchos casos pasar a la clandestinidad. ‘Pachi’ siguió militando, pero no en Santa Fe y Carlos le perdió el rastro. Pero deja bien en claro que hablar de él, “es el mejor homenaje que se me ocurre hacerle al tipo más desinteresado, noble, íntegro y solidario que haya conocido. Quienes tuvieron la suerte de contar con su amistad, o tan solo conocerlo, saben que no alcanzan palabras para el elogio a su persona”. Aldo José Caramella, (Pachi), maestro mayor de obras, militante montonero, fue secuestrado- desaparecido a la edad de 26 años, el 1º de julio de 1976. Dicen que ocurrió en las inmediaciones de la terminal de ómnibus de Rosario.