Nacido el 4 de enero de 1952 en el barrio de Villa Urquiza, Posadas, Misiones. Fervoroso católico y creyente, pasó dos años por el Seminario de Fátima en Córdoba (estudió Filosofía y Teología) antes de volver a su ciudad natal para estudiar trabajo social en la actual UNAM, donde también actuó haciendo política desde el centro de estudiantes. Según Juan Carlos Berent también debe acreditársele un paso suyo por la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Su interés por los otros lo proyectó a un trabajo directamente comprometido con los grupos sociales juveniles y barriales. Militante de la Juventud Peronista (JP). Integrante del Movimiento Agrario Misionero (MAM) de Posadas. Le resultaba muy fácil empatizar con la gente, viniera la misma por donde viniera para hacer oir sus reclamos: obreros de la madera, trabajadoras del servicio doméstico, matarifes del frigorífico, militantes de la UES en los secundarios de la zona, tareferos, maestras, colonos; a todos los atendía y trataba de solucionar los múltiples problemas que se presentaban. Fue un animador del Partido (Peronista) Auténtico en 1975. Para septiembre de ese mismo año, comenzó a ser objeto de persecución política; un grupo de civil trató de secuestrarlo en la Cámara de Diputados provincial y meses después allanaron la casa de su familia. Enrolado en Montoneros, estuvo detenido ilegalmente en la Alcaidía de Resistencia. Asesinado en Chaco, en la “Masacre de Margarita Belén”, el 13 de diciembre de 1976, a la edad de 24 años. Hay testimonio de su calvario: “Entonces me dicen, bañalo a éste. Estaba muy reventado. Lo baño. Era el compañero Tereszecuk. Lo tenían verdaderamente muy mal, estaba destruido… Lo habían empalado por el ano. Despacito lo baño con un pan de jabón blanco y él para entonces, cuando pretendieron que yo lo reconozca, nos miramos a los ojos los dos y los dos nos reconocimos, pero obviamente ninguno de los dos dijo nada…”. (Carlos Aranda). Los restos de Carlos Enrique Tereszecuk, que estaban enterrados como N.N. en la localidad correntina de Empedrado, fueron recuperados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) en septiembre de 2018. Además, en noviembre de 2025, la Justicia Federal chaqueña declaró crimen de lesa humanidad la desaparición y muerte de este compañero y el fallo también reconoció a los “vuelos de la muerte” sobre las aguas del Río de la Plata como método de exterminio de los genocidas de la zona.