Roberto
Baschetti

Torrents Bermann, Irene Laura

Su abuelo Gregorio fue dirigente de la Reforma Universitaria en Córdoba y fundador de la Federación Universitaria Argentina (FUA), investigador, profesor universitario, fundador de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y voluntario en el bando Republicano en la Guerra Civil Española. Su padre Arnaldo, dirigente universitario, militante de izquierda, médico y reconocido sanitarista. Su madre Sylvia, docente universitaria, psiquiatra y en tal sentido presidente de la Federación Argentina de Psiquiatría. Con todos estos antecedentes ilustres desde el punto de vista intelectual, Irene ingresó en 1972 a la Universidad de Buenos Aires para estudiar Matemáticas. Ese mismo año combina los estudios con un trabajo de asistencia social intenso en los barrios carenciados de la zona Norte del gran Buenos Aires que la llevan a asumir un compromiso político definitivo en las filas de la organización político-militar Montoneros. Allí por su grandes ojos negros la llamaban “La Turca”. Participa en una acción secundaria en el secuestro de los hermanos Born. A principios del ’76 nace su hijo Martín. Una vez producido el golpe militar, comienza una persecución implacable en su contra. Sus familiares con una buena posición económica le ofrecen irse del país. Ella y su compañero se negaron: en la Argentina iban a seguir combatiendo y en la Argentina morirían si fuera necesario. Con 22 años fue secuestrada-desaparecida el 13 de noviembre de 1976: fue golpeada, torturada con “submarino seco” y vejada al introducirle un arma en la vagina. Sus verdugos saquearon dos inmuebles de su propiedad. Sobrevivientes la vieron en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) con vida hasta mediados de 1978: jamás colaboró con sus captores y no entregó a ningún compañero. Una situación previsible si se toma en cuenta estos párrafos de una carta que le envió a su “Papito Querido” el 12 de octubre de 1976, un mes antes de que la secuestraran: “Quiero que sepas que soy la misma que vos recordás con emoción. Que la Irene de hoy fue la que se fue formando a través de ésa y de otras muchas noches de charla y que la de hoy es la única que podía salir si se tomaba en serio todas esas charlas. Y que a pesar de algunas fallas que tiene, está contenta de ser como es y de hacer lo que hace”.