“Juan Carlos”. “Yacaré Chico”. Nació el 8 de abril de 1948 en Goya, Corrientes. A Marcos sus amigos lo llamaban “Cacho”. Se lo recuerda como un buen jugador de fútbol y amante de las guitarreadas donde sobresalía en sus intervenciones tocando y cantando los chamamés de su tierra natal. Hermano del “Yacaré” Juan Carlos Aguirre (ver su registro). Al igual que él, cuando viene desde Goya, Corrientes, a estudiar Ingeniería Química en Santa Fe, reside en el Colegio Mayor Universitario (CMU) y se une a las filas del Ateneo. Había estado en un Seminario y sus antiguos compañeros le bancaban los estudios universitarios. Extraordinario estudiante, inteligentísimo, asistía a las clases teóricas y luego redactaba unos excelentes apuntes que generosamente brindaba a sus compañeros; toda la Facultad estudió con esos textos. Entre los años 1969-1970 fue responsable de una de las casas del CMU, la de la calle 9 de Julio, donde asume el compromiso de la militancia desde la periferia de la organización Montoneros (entre los fundadores de esta organización en la zona, estaba su hermano Juan Carlos). Entre 1973-1975 trabaja en el IPEC (Estadística y Censo) de la Provincia en donde conoce a Maria Emilia “Marita” Monasterolo (ver su registro) que también militaba en el Ateneo de Química. Siendo “Cacho” Aguirre responsable de la Juventud Peronista (JP) en la zona Oeste de la ciudad santafesina, se van a vivir juntos a Villa del Parque (hoy Santa Rosa) donde ambos colaboraban en la obra del Padre Catena en pos de la organización de los vecinos, la promoción y mejoramiento de esa barriada popular. Debido a la represión generalizada, con su pareja se mudan al conurbano bonaerense, siendo secuestrados-desaparecidos el 29 de marzo de 1976 en Escobar, provincia de Buenos Aires, cuando contaba con 29 años de edad. Ella estaba embarazada de dos meses y ya tenían un hijo de nombre Juan Manuel. Sobre Marcos Salvador Aguirre, habla su compañero de trabajo y militancia, Ovidio “El Billy” Atencio: “El recuerdo de Cacho es muy especial, siempre estuvimos en contacto, hasta que se tuvieron que ir de Santa Fe. Era un ejemplo de vida, digamos, de buena persona., de ser un tipo que no te iba a mentir, que no te iba a defraudar, que te iba a dar una mano cuando la necesitaras… Era un tipo… que además de ser muy inteligente, te podía dar un consejo si era necesario, era un tipo querible, que se destacaba por su solidaridad, sencillez y compañerismo, todavía hay gente que lo recuerda en el barrio donde militó”.