Roberto
Baschetti

Alfaro, Alberto Cayetano

Chaqueño, nació un 7 de agosto de 1953. Trabajó como estibador portuario. Era chofer de camiones. Vendió lácteos en un complejo habitacional. Vivía con su padre. Desde 1972, fue catequista en la Capilla “Cristo Obrero” con el Padre Mugica en la Villa 31 de Retiro. Dirigente villero de la Zona Eva Perón (Saldías-Villa 31) y del Barrio “Carlos Mugica” de Ciudadela, (“Fuerte Apache”) e integrante del Movimiento Villero Peronista (MVP). Conocido en el barrio como “Galleta”. Discapacitado por un accidente ferroviario (perdió ambas piernas; usaba prótesis) fue abatido de un balazo en el cráneo por un comando militar el 9 de julio de 1977, cuando llegó a su propia casa, sita en el Nudo 6, Piso 5, Dto. B, acompañado de un amigo militante –Gabriel Kreplak- que logró escapar. Desvalijaron su casa y un policía represor se quedó por un tiempo con el departamento allanado. Cabe acotar, volviendo atrás en el relato, que los milicos furiosos por la huida del otro muchacho, fueron a buscarlo también a su casa y como no lo hallaron se llevaron a su hermano menor, José Ariel Kreplak de 16 años, quien continúa “desaparecido”; (ver su registro). Demian Konfino suma esta excelente narrativa a su registro: “Este morochazo de piel mestiza, cabellera abundante, ensortijada y negra, ojos color de la tierra, nariz ancha y labios angostos, pasó varias noches en oscuros calabozos de la Policía Federal, cuando las razzias indiscriminadas eran parte del vuelto por ser villero. Allí conoció la tortura y la impotencia. También la voluntad por rebelarse ante lo injusto. Transitando la adolescencia, en un contexto de fuerte politización de las juventudes argentinas, comienza a distanciarse del riesgo insustancial y la adrenalina como concepto vacío. Percibe que le interesa dar una mano a los que peor la están pasando. No lo llama política, todavía, cuando funda un club en su barrio, el Club Juvenil de Saldías, donde junto a sus amigos, se organizan por los problemas de la manzana, luego del barrio, hasta pensar en la Argentina como el rancho a mejorar. Influenciado por el cuadro de Evita que presidía el living de su madre Adela, sumado a la proscripción del peronismo, en plena dictadura de Lanusse, con su connato represivo y la consiguiente invitación a la rebelión juvenil, se acerca a las organizaciones que empezaban a hacer pie en Retiro y luchaban por la vuelta del General. De lleno en la arena política, su aguda inteligencia callejera se condimenta con lecturas de John William Cooke, que le aportan brillo a su liderazgo y pimienta a la defensa de sus ideas. Se destaca en los debates por convicción y carisma, a los que agrega manejo oratorio y recursos lingüísticos como el humor y la ironía, que desacomodan a sus contendientes. Cree en la Patria Socialista, en la revolución y en el antiimperialismo. El ‘Luche y Vuelve’, campaña con que la ‘Jotapé’ apoyó la postulación de Cámpora a la presidencia y el regreso de Perón al país, lo tuvo como militante de vincha anudada en la nuca, pintando paredes y enarbolando banderas, volanteando, marchando. Quienes lo conocieron de cerca, lo rememoran con un recuerdo: en la mañana del regreso del Viejo después de 18 años, la resignación campeaba en los aires villeros por no haber logrado medios de transporte. Súbitamente, ‘Galleta’ se incorpora y, ‘fierro’ al cinto dice: ‘Yo lo arreglo espérenme acá’. A los veinte minutos ingresaba por las calles embarradas manejando un colectivo de la línea 47. Al final, resultaron 15 las unidades que trasladaron al barrio, junto a los 15 choferes que se plegaron, gustosos, a la movilización”. Hasta aquí pinceladas de su vida. Pero también resulta útil recordar que pasó luego, siguiendo nuevamente el relato de Konfino: “Sus restos son recuperados en el año 2001 por el Equipo Argentino de Antropología Forense –EAAF-. Una caravana lo pasea por ‘Fuerte Apache’, donde colocan una placa recordatoria y el Padre ‘Pichi’ (José María Meisegeier) que lo conoció en su juventud, pronuncia un discurso memorable en la misa que preside. De allí lo llevan a la Villa 31, donde el cortejo ingresa emocionado hasta la capilla ‘Cristo Obrero’, al compás de un paso murguero y el canto alegre y despojado de ‘Los Guardianes de Mugica’. Su cuerpo descansa hoy en el cementerio de Virreyes, pero su ejemplo es un secreto a voces que se transmite de pasillo en pasillo, al amparo de la deformación mediática. Sus ideas continúan sembrando conciencia en las villas argentinas que luchan por su urbanización”. Otro homenaje más: Un recordatorio aparecido en el matutino porteño “Página 12” con fecha 16 de diciembre de 2017, lo reivindica como parte del “Homenaje a militantes populares desaparecidos y asesinados en Zona ‘Eva Perón’-Villa 31 – Retiro”, a realizarse el domingo 17 de diciembre en calles 4 y 5, Feria Barrio Güemes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.