“Negrito”. Nacido en 1942, era el más jovencito de los peronistas revolucionarios que estaban sentados alrededor de una mesa, el 13 de mayo de 1966, cuando se desató un fenomenal tiroteo que tuvo como consecuencia las muertes de sus compañeros Blajakis y Zalazar (ver sus registros) y del burócrata sindical metalúrgico Rosendo García, amigo personal de Vandor. Ocurrió en Avellaneda, en la confitería “La Real”. Para ese entonces, Alonso vivía con sus padres en la localidad vecina de Villa Domínico. Militaba con su amigo, el “Negro” Villaflor, en Acción Revolucionaria Peronista (ARP) y luego se sumó al Peronismo de Base (PB) y a las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), recibiendo instrucción militar en Cuba. Para la época del tiroteo, se las rebuscaba arreglando, en un corralón acondicionado a tal efecto, cajones de madera para transportar cerveza y sifones y tenía 20 años. A cincuenta años de los hechos antes citados, Alonso, fue entrevistado por Gabriel Fernández y Leonardo Martín de “La Señal Medios” y dejó definiciones dignas de tenerse en cuenta: “Los peronistas somos como las cucarachas, negros y tenaces”, una afirmación que despierta risas, pero también marca una identidad de hierro, infranqueable. Un orgullo plebeyo que se mantiene intacto pese al paso del tiempo (…) “Nosotros nacimos peronistas, de muy chicos empezamos a militar y a piquetear como decíamos en esa época, en donde cada tanto se quemaban y volteaban tranvías. Toda mi vida viví en Avellaneda, en un barrio peronista” (…) “Era muy complicado militar en ese momento. Éramos pibes y no medíamos los peligros. Era todo con el corazón sin poner de por medio ninguna especulación ni teoría. Todo era una práctica. Escribíamos las paredes con carbón, con tiza. Cuando te corrían de una manifestación te abrían las puertas para que entrés a las casas y ponían a las hijas como si fueran novias tuyas, para que ‘la yuta’ no te llevara. Hay que reconocer que fue muy solidaria la gente”. Sobre el tiroteo de la confitería dice: “Nosotros militábamos en Avellaneda, en la ARP, que era un agrupamiento del ‘Gordo’ Cooke y Alicia Eguren. En ese momento quedamos en encontrarnos porque a muy pocas cuadras había una Unidad Básica. En Tucumán se daba una huelga muy grande y quedamos en juntar alimentos no perecederos para enviar solidariamente a los compañeros de allá. Nos encontramos en la Plaza Alsina los hermanos Villaflor, Granato, Zalazar, Blajakis y yo. Zalazar había conseguido una changa en la ‘Shell’, ese día cobró y nos invitó a comer pizza y moscato. Fuimos, pero a media cuadra de ese boliche, ‘La Real’, está el Teatro ‘Roma’. Allí había un plenario sindical en donde se planteaba que ‘había que estar contra Perón para salvar a Perón’. Y ahí estaba Vandor. Cuando estábamos sentados en ‘La Real’ se produce un altercado; la verdad es que nos mirábamos mal. Hubo una discusión y después nos dijeron ‘no vamos a discutir si estamos entre peronistas’. Nosotros respondimos ‘entre peronistas y traidores’. Ahí se produce la hecatombe. Nos cagaron a tiros…”.