Nacido el 26 de octubre de 1946. Conocido como “Paco”. En 1962 decide entrar al Colegio Militar pero su examen no es aprobado por problemas en la vista. Termina el secundario en 1964. Estudia sociología en la Universidad Católica Argentina y luego en La Sorbona francesa. Es testigo directo del mayo francés. En su casa parisina vive un mes el padre Carlos Mugica. Regresa a Buenos Aires en 1970 y se casa con su novia de juventud, Cecilia, hija del Dr. Jorge Taiana. Para entonces trabaja en la Comisión Municipal de la Vivienda. A mediados de 1971 ingresa a Montoneros y llega a ser el jefe de la columna La Plata. Por su barba y pelo largo para entonces, era conocido por todos como “El Hippie”. Se divorció de Cecilia y constituyó pareja con otra compañera de la organización: Adriana Barcia, también luego desaparecida. Muere en Tucumán desarmado y asesinado a bayonetazos, vistiendo el uniforme de oficial Montonero, en La Cruz, departamento Burruyacu, el 23 de febrero de 1976. Se lo acusaba entre otras operaciones de estar a cargo del atentado en el despegue del avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea con gendarmes que volvían de Tucumán el 28-8-75. Su padre Julio, fue comandante en Jefe del Ejército durante la gestión del dictador, general Juan Carlos Onganía y su tío Álvaro Alsogaray, economista y vocero de la oligarquía nativa y el imperialismo norteamericano. Su tatarabuelo, el Coronel de Marina Álvaro Alsogaray, al mando de una batería criolla enfrentó en la Vuelta de Obligado (1845) al invasor franco-inglés. Su hermano Julio Jorge Alsogaray también fue peronista y montonero (ver su registro). Su prima María Julia –liberal y conservadora- fue funcionaria del gobierno de Carlos Menem y juzgada por varios ilícitos. En febrero de 2021 me llega un correo electrónico de Isidoro Yedlin que fue amigo de Juan Carlos durante su estadía en París y donde relata un hecho risueño pero que también muestra como la moralina siempre estaba presente en nuestra sociedad a fines de los ’60. Dice así: “Amigo de Juan Carlos compartí departamento en París y banco en las aulas de la Sorbona con él. Aunque los chicos (Juan Carlos y Cecilia) juraban y rejuraban que no vivían juntos en Francia y que cada uno tenía su propio departamento, Zulema –la madre de Juanca- y los padres de Cecilia tenían sus dudas, así que Zulema viajó a París, para una inspección visual. Con unas cuantas fotos y bombachas colgando, disfrazamos mi casa de casa de Cecilia y le avisamos a todo el mundo que no había que acercarse a casa la tarde de la inspección; con tan mala suerte que apareció un amigo griego que nada sabía de la operación, pasó a visitarme y en lugar de tocar el timbre se puso a golpear la puerta y a gritar: Isidoro, Isidoro… Hace tiempo que no tengo con quien hablar de mi amigo. Creo que eso explica este correo”. Ahora, 2020, incorporo un relato de Luis Rodeiro, que apareció en su libro “El hecho maldito del país burgués” con respecto a “El Pelado” Héctor Juan Jouvé (ver su registro) y que tiene como actor secundario al compañero Alsogaray. “Un día cae a la cárcel el General Julio Argentino Alsogaray que era comandante en jefe de las fuerzas armadas o algo por el estilo. ‘El Pelado’ estaba en bolas. Alsogaray le pregunta al jefe del destacamento, por qué estaba desnudo y el otro le dice ¿y cómo los voy a tener? Alsogaray le ordena, ‘Andá a buscarle ropa y si no hay aquí se la compran en Orán’. Al rato, cuenta ‘El Grandote’, me cayeron con una camisa, un pantalón que me andaba más o menos y un par de alpargatas. Me visten y Alsogaray me dice que espere y me pregunta que cigarrillos fumo. Le digo ‘Máximos’ que era una marca del Norte; los más baratos y me dice ‘cómo va a fumar esa porquería’. Lo hizo desatar. Estaban solos. Le trajeron ‘Particulares’. ‘El Grandote’ pensó que se acaba todo, que lo iban a fusilar. Era la última cena. Le daban cigarrillos y cognac … Cosa de locos porque estaba casi sin comer. Pesaba 48 kilos. Alsogaray le pregunta ¿cómo estás? El Pelado contaba que estaba azul, no había un pedazo de piel que no estuviese azul, violeta, morada, por los golpes que había recibido antes. Le dijo el militar: ‘No quiero saber nada de sus actividades, no me importa nada’. Y allí le dice ‘Usted Jouvé tiene un perfil muy parecido al de mis hijos. Hemos hablado con sus profesores de la secundaria, y sabemos que usted era muy buen alumno, muy buena persona, que terminó el bachillerato con 16 años. Fuimos a la universidad, también sabemos que hizo una carrera impresionante, hasta que entró al servicio militar y ahí paró… Que su padre era un tipo muy respetado en su pueblo, un tipo recto, laburante, muy estimado, honesto…. No me diga que esto es porque su mamá lavaba ropa’ (le dijo con sorna). No, le responde El Pelado, no es por eso. No es por ninguna de esas cosas. Bueno, le dice el General, pero a mí me interesa saber por qué entró a la guerrilla, porqué mi hijo se parece mucho a usted. Y El Grandote le dice: ‘Mire, en un país donde se habla de democracia, después donde ganó las elecciones un tipo que puede ser bueno o malo (Illia), pero que ganó con la proscripción de la mayoría, no entiendo de que democracia hablamos. ¿La de los bombardeos a Plaza de Mayo? ¿De qué libertad cuando encarcelan a alguien porque grita Viva Perón? En la escuela nos enseñan eso, nos hablan de justicia y democracia y viene la masacre de José León Suárez ¿qué quiere que piense?’ y allí por 10 minutos, le planteó sus ideas sobre la justicia, la libertad, sobre la igualdad de oportunidades. Alsogaray le pregunta: ‘¿Qué cree que puedo hacer con mi hijo?’ y entonces la respuesta de El Pelado es ‘Y no lo mande a la escuela o prohíbale a los maestros que le den Educación Cívica, porque si es una persona decente, y estudia eso, no se va a quedar sin hacer nada’. El general Alsogaray tuvo dos hijos montoneros: Juan Carlos caído en Tucumán, como aquí se narra y Julio Jorge que me honró en vida con su amistad.