“El Gordo Ramón” era Enrique Néstor Ardeti. Nacido el 24 de octubre de 1934 en Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos. Proviene del trotskismo. Entre 1960 y 1964 es activista de base en la “Agrupación 17 de Octubre” del gremio de la Carne en el Frigorífico Armour, donde trabaja de electricista. Se relaciona con el grupo del “Vasco” Bengochea (ver su registro). También como activista obrero y gremial pasa por YPF, Propulsora, Destilería y Swift. Radicado luego en Santa Fe, fue invitado por compañeros que permanecían activos para sumarse a la guerrilla peronista de Taco Ralo en 1968. Pudo escapar de la debacle generalizada y con el tiempo llegó a ser miembro de la dirección nacional de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Participó en numerosos y emblemáticos operativos de su organización: Tortuguitas, Villa Piolín, Sub-Prefectura de Tigre, Banco Alemán Transatlántico de Palomar y Cárcel de Mujeres; acciones contra las patronales de Bagley e Hilanderías Olmos. Con la crisis política de las FAP en 1972 queda junto a Raimundo Villaflor como uno de los referentes del sector FAP-Comando Nacional, sector que el 23 de mayo de 1973 ejecuta a DirkKloosterman, burócrata sindical del SMATA. En 1972 su organización lo destina a La Plata, siendo allí impulsor del abandono paulatino de las prácticas foquistas y de la formación de una organización obrera que subordinara la actividad militar a la construcción política. A partir de dicha iniciativa, la regional La Plata logra un importante desarrollo en los frentes de masas, fundamentalmente en la clase obrera industrial, contrariamente a lo que ocurre en otras regionales. A comienzos de 1977, con una organización dividida y debilitada por la represión, lo que queda de la Dirección Nacional –el “Negro” Villaflor, “Pocho” Palazzesi y el “Gordo” Arditi- deciden disolver las estructuras con el fin de preservar a sus cuadros militantes. Guardan armas, dinero, documentación y el resto de la infraestructura en diversos “embutes” y el funcionamiento se limita a contactos informales periódicos. Para ir pucheriando, el “Gordo” Ardeti pone un tallercito de bobinado y reparación de motores en Florencio Varela a medias con Villaflor. Allí fue secuestrado el 6 de agosto de 1979 por un grupo de tareas de la ESMA. No consiguen arrancarle ninguna información utilizable. Durante su secuestro es obligado a escribir una breve historia de su militancia en las FAP. Entre marzo y abril de 1980 es “trasladado” junto a otros compañeros. En agosto del año 2009, a 30 años de su desaparición la Municipalidad de Gualeguaychú a través de su Departamento de DD.HH. publica un folleto en su homenaje titulado “Enrique Ardeti- Un luchador incansable”. Su abuelo Salomón, fue uno de los fundadores del Centro Cultural Sirio Libanés de esa ciudad entrerriana. Algo más: como dice el amigo Osvaldo Delmonte, “Es sabido que en la ESMA se machacó la sustancia humana, que en ese lugar se trituró la dignidad de las personas. Pero, aun así, a pesar de las capuchas y los grilletes existieron espacios para celebrar la amistad, la ternura, donde no se apagó la esperanza ni la convicción primera de que un mundo mejor, por el que tanto se había luchado, era posible. Un ejemplo de ello es la arrugada y clandestina esquela que, para el día de su cumpleaños, en un brindis imaginario, Enrique Ardeti le hace llegar a Víctor Basterra (obrero gráfico peronista y fotógrafo), ambos secuestrados en las mazmorras marinas. Esa nota decía lo siguiente: “Levanto esta copa de vino, amigo, vino del bueno y bien fresco como esta amistad que hoy se construye. Brindo por vos y por mí, por nosotros y por todos los habitantes del silencio, de la espera, de la eternidad del tiempo y brindo por un próximo amanecer de colores nuevos, de renovada ternura, de alegrías inagotables y extiendo mis brazos, para confundirme con vos en este abrazo imaginario”. Basterra no solo sobrevivió a la barbarie, sino que sus testimonios y las pruebas que sacó de la ESMA a riesgo de su propia vida, han sido claves en los juicios y condenas a decenas de genocidas. Algo que no se sabía sobre el “Gordo” Ardeti: Fernanda Aren y Patricia Somoza en su libro “Operación Capelletti” editado por Planeta en 2023 lo dan, con lujo de detalles a Ardeti, como integrante del grupo de asalto que con un ardid posibilitó la fuga de la cárcel de mujeres en San Telmo, el 26 de junio de 1971, de cuatro guerrilleras. Dos de las FAP y dos de las FAL.