Roberto
Baschetti

Arrosagaray, Mario Rubén

Combatiente montonero en la Columna Sur, vivía en Ezpeleta, provincia de Buenos Aires. Le decían “Tato”. Nacido en 1947, para febrero de 1977 tenía 30 años y el día 17 de ese mes fueron a buscarlo a su casa. Estaba en shorcito, en cueros y con una tijera de cortar la ligustrina en la mano, arreglando el jardín. Se dio cuenta que esos hombres que venían caminando desde la esquina con tan poco disimulo, lo andaban buscando. Entró a su casa y de una bolsa de los mandados que tenía siempre preparada por las dudas, sacó unas “pepas” elaboradas en la fábrica del Ejército Montonero “José Sabino Navarro” y se las tiró con la misma puntería que conservaba de pequeño cuando se enfrascaba en las guerras de barro y piedras con sus vecinitos del barrio. Provocó el desbande y la confusión de los potenciales raptores y un tiroteo posterior. Se retiró del lugar herido superficialmente y por el camino se hizo de un pantalón largo y una camisa sport. Se escondió en casa de compañeros y luego salió del país vía Montevideo, para seguir un periplo -Sur de Brasil, Bolivia, Francia- que lo depositó en España. Allá murió de cáncer veinte años más tarde. Su esposa y compañera, Silvia Guillermina Vázquez, fue secuestrada-desaparecida de esa misma casa en que él pudo escapar. (Ver registro de ella). El hermano de “Tato”, Enrique Arrosagaray, periodista, historiador y dilecto amigo, es autor de dos libros de investigación histórica que tiene como sujeto de la misma a Rodolfo Walsh. Antes escribió otro, sobre la mítica familia obrera relacionada con el Peronismo de Base y las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP): “Los Villaflor de Avellaneda”.