Roberto
Baschetti

Avellaneda, Pedro Alejandro

Nació el 23 de junio de 1912 en la desconocida localidad de Patquia, provincia de La Rioja. Su padre era policía de pueblo y su madre ama de casa. Tuvo 7 hermanos. Para 1915 sus padres deciden venirse para Buenos Aires en busca de mejores horizontes económicos. Se instalaron en el barrio de Villa Urquiza. Cursó estudios primarios en el colegio católico “Conservación de la Fe” donde iban alumnos a los que sus padres podían pagar la matricula escolar y otros que no, a los que se los becaba. Él era parte de este segundo segmento de estudiantes. Esa separación la sintió y lo afectó y lo hizo desilusionar de la religión. Es que cuando llegó la primera comunión y el consabido festejo en forma de “lunch”, primero hubo facturas y chocolate para los pagos y luego lo que sobró para los de “la gratuita”. Nunca más creyó cuando los curas y las maestras del colegio le decían que todos los seres humanos eran iguales ante los ojos de Dios. A Pedro como deporte le agradaba el boxeo y lo practicó, en el gimnasio y cuando fue necesario en la calle. Trabajó de lustrabotas y de canillita y terminado el secundario comienza a laborar en una industria jabonera. El 14 de abril de 1940 próximo a cumplir 28 años y en tanto trabajaba como peón de albañil fue protagonista principal de un rescate de escolares en una escuela cercana, a punto de ser cubiertos por las aguas. Su gesto de solidaridad, desprendimiento y arrojo salió en el vespertino “La Razón” y fue felicitado por el propio Presidente de la Nación, Roberto Ortiz, que le ofrecerá un puesto de agente policial que él agradeció, pero no aceptó. En 1944, Avellaneda conoce a quien será su mujer y madre de sus hijos, Emilia Benedicta Avilés, fue cuando concurrió a bailar al Club Unidos de Pompeya que organizaba grandes veladas danzantes. Ya con otro estado civil que le requiere mayor responsabilidad se va, tomando parte de una cuadrilla de obreros contratados por una empresa, a la provincia de Córdoba, a la construcción de diques en la localidad de Los Molinos. Se afilia por primera vez a un gremio: al de la construcción. Ya en pleno primer gobierno peronista, cuando sobraba trabajo por todos lados debido al Plan Quinquenal, el 25 de abril de 1947, Pedro Avellaneda abandona su afiliación a la UOCRA e ingresa a la seccional Córdoba de la Asociación Obreros del Estado dependiente del Ministerio de Obras Públicas. De regreso a Buenos Aires y siempre como obrero del Estado es parte de la construcción del Barrio Evita, en La Matanza, localidad cercana al aeropuerto internacional “Ministro Pistarini”. En ese trabajo digno reafirma sus convicciones peronistas y su identidad de clase. Es que en poco tiempo es elegido delegado por sus compañeros y su primera actuación pública como militante peronista será marchando al frente de una columna de estatales porteños por el centro de Buenos Aires hasta arribar a Plaza de Mayo donde escucharán la palabra de Perón y Evita con motivo del festejo del Primero de Mayo. En 1952 aprueba el Curso de Asesor Gremial y obtiene el diploma que los acredita como tal. Paralelamente su esposa Emilia será delegada barrial de la Fundación Eva Perón en el barrio que habitan. Al año siguiente (1953), Avellaneda se convierte en un meritorio cuadro militante del peronismo al aprobar un curso de adoctrinamiento denominado “Sindicalismo Justicialista” que lo califica como “Adoctrinador”. Cuando los salvajes “gorilas” bombardean la Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955, Pedro se hace presente con otros delegados para defender al gobierno nacional y popular del General Perón. El jeep en que se movilizaban es alcanzado por ráfagas de ametralladora de fuego aéreo lo que produce el deceso del chofer y heridas a los demás. Luego de la caída del gobierno peronista, el 16 de septiembre de 1955, es apresado y alojado en los subsuelos del Congreso de la Nación, de ahí lo llevan al Departamento Central de Policía y luego a la cárcel de avenida Las Heras. Su delito: ser delegado gremial. Lo dejan sin trabajo. Cuando lo largan y vuelve al barrio es agasajado por sus vecinos. Agradece, pero no esquiva el bulto: se suma a la Resistencia Peronista. En su propia casa se hacen reuniones semanales clandestinas. En 1957 ayuda a crear y es parte de las 62 Organizaciones Peronistas desde su puesto sindical en la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Y poco después con esa misma representatividad ejercida, es congresal en el Congreso Obrero de La Falda en la provincia de Córdoba (agosto de 1957) que al término de sus deliberaciones da a conocer un programa peronista revolucionario, antioligárquico y antiimperialista, que es ejemplo hasta el dia de hoy. Ya con el gobierno frondizista cambia a nivel laboral interesándose por la enfermería; consigue tareas en el “Hospital Nacional Neuropsiquiatrico de Hombres José Tiburcio Borda” donde una vez más es elegido delegado por sus compañeros de trabajo. Se alínea con la CGT Auténtica y con el “Comando Juan Perón” de la Resistencia, desde el cual suma acciones físicas de apoyo a los trabajadores del frigorífico “Lisandro de la Torre” ocupado en enero de 1959, en defensa de la fuente de trabajo y tratando de evitar su privatización. En julio de 1962 integra la delegación de ATE que participa del plenario nacional obrero convocado por las 62 Organizaciones Peronistas en Huerta Grande, provincia de Córdoba; lugar donde se da a conocer otro documento muy importante para aquella coyuntura. Además, Pedro Avellaneda integra la Comisión de Ayuda Social Eva Perón (CASEP) dedicada a la asistencia de presos políticos. Para 1968, como miembro de la seccional Buenos Aires de ATE forma parte de la creación de la CGT de los Argentinos (CGT-A) máximo exponente de la defensa de los trabajadores sindicalizados y que marcaba a fuego a obsecuentes, traidores y burócratas dentro de las filas obreras. Será prosecretario tesorero en la misma y él, como todos sus compañeros con cargo, dejarán expuestas sus declaraciones patrimoniales antes de asumirlos. Avellaneda será detenido el martes 3 de junio de 1969 junto a Raimundo Ongaro (ver su registro) y huelga de hambre de por medio, liberado el 6 del mismo mes. No terminan ahí sus vicisitudes: el 29 de mayo de 1970 es secuestrado el general Aramburu por los Montoneros y al día siguiente una comisión policial allana la casa de Pedro en Villa Soldati, en busca de alguna pista que no encontrarán. La consecuencia de sus ideales de lucha por una sociedad mas justa hará que nuevamente sea detenido la noche previa al 4 de abril de 1972, en un hotel cuyano, en vísperas del Mendocinazo. Pedro falleció en el año 2001, con 89 años de edad, en el Sanatorio Ranelagh, sito en el partido de Berazategui, en el sur del conurbano bonaerense. En esa zona vivía con uno de sus hijos, luego de ser liberado. Es que con el último golpe cívico-militar (1976) había sido detenido en su lugar de trabajo, salvajemente torturado y abandonado en la puerta de su casa, con serias complicaciones físicas. Luego de un velatorio que reunió a lo más graneado de la resistencia sindical peronista (Alfredo Ferraresi, “Pancho” Gaitán, Roberto Alí, Eduardo Luis Duhalde, David Ramos, entre otros) que el dio el último adiós, sus restos mortales fueron enterrados ene l Cementerio Parque de Berazategui.