“El Flaco”. Nació en Villa Dolores, Córdoba, el 27 de setiembre de 1943 en el seno de una familia obrera y peronista. Fue el mayor de tres hermanos. Empezó a trabajar en Obras Sanitarias de la Nación donde fue elegido delegado. La lucha por el retorno de Perón (1972), el triunfo popular del 11 de marzo (1973) y la posterior batalla por mantenerse fiel a las banderas históricas del peronismo y al programa del FREJULI, ante los embates de los sectores reaccionarios y gorilas enquistados en el mismo Movimiento Peronista, lo encontró militando primero en la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) y luego en 1975 en el Bloque Gremial del Peronismo Auténtico y Montoneros. El 17 de julio de 1975 fue detenido y salvajemente torturado. Después del golpe militar del 24 de marzo de 1976 en una de las golpizas diarias, los militares se ensañaron con él golpeándolo en la cabeza hasta dejarlo con una hemiplejia irreversible. El 11 de octubre de ese año fue retirado de la U.P. 1 luego de una orden emanada por el Gral. Sasiaiñ y asesinado junto a otros compañeros. Carlos “Mateplata” Ávila, del P.R.T. (compañero de cárcel de Pablito), recuerda que cuando era chico en su pueblo nadie se perdía la matiné de los domingos que daban los curas de Santo Domingo y que cuando se cruzaba con algún vago de lejos le gritaba: “¿che…qué película vas a ver?”; “el pelao con trenzas” le respondía el otro: “¿Y vos?…Yo, la fuga del paralítico” y se mataban de risa. Y pasaron los años. Y recuerda: “Nos trasladaban a otro penal en una madrugada, con las manos atadas hacia atrás con alambre. Parados en el pabellón oí que un milico decía me falta uno. Contaba y recontaba y le faltaba uno, por lo que preguntó: ¿Quién es Balustra? Alguien en susurro le dijo algo. ¡¡¡Traigalo!!!. Al rato sentí como una camilla que depositaban en el suelo, no podíamos ver nada, todos estábamos vendados. Siguió diciendo: ¡Así yo no lo llevo, vuélvalo! Dio la orden. Trajeron a otro compañero para reemplazarlo, compañero que hoy vive. Al compañero Pablito Balustra lo mataron por intento de fuga. Y la verdad es que fue fusilado. Pablito estaba paralítico. La fuga del paralítico. En mi niñez era una broma, una alegría. Hoy la fuga del paralítico me llena de tristeza. Pablito Balustra presidente del cuerpo de delegados de Obras Sanitarias de Córdoba fue cruelmente asesinado por la dictadura militar, al mando del asesino más grande de Córdoba, el genocida Luciano Benjamín Menéndez. Siempre recuerdo a mi familia, a mis amigos y compañeros de mi niñez, todos peronistas, como Balustra”. La esposa de Pablo, Rosario Rodríguez, madre de sus dos hijos (Pablo y Enriqueta), acerca otra semblanza sobre el compañero: “Era un hombre humilde, buen padre y el amor de mi vida”. La vez que lo vió luego de su detención fue penosa: “Fui con mi madre y mi hermano y allí estaba, era un pegote total, tenía un olor impresionante, tenía mugre de muchos días, no podía mover su brazo ni su pierna, hablaba mal, le dimos de comer y comía con desesperación; me dijo que extrañaba a sus hijos; que él sabía que lo iban a matar y que yo tuviera mucha fuerza”. También Rosario recuerda que pidió ayuda a Monseñor Primatesta, pero éste nunca la atendió. Ya asesinado su marido, en la morgue del Hospital Córdoba, le entregaron el cuerpo. “Cuando me levantaron la sábana, ahí pude ver el cuerpo de mi marido, la persona que tanto quería. Tan pulcro que era y lo ví lleno de pasto y arena (…) le faltaba el ojo izquierdo y tenía un hueco acá en el medio de la frente, pedí que me mostraran el resto del cuerpo, pero no quisieron y me lo entregaron a cajón cerrado”.