Nacido en Villa Iris, partido de Puán, provincia de Buenos Aires, un 6 de enero de 1931. Padre comerciante, madre ama de casa. Sus hermanos valoraban la ascendencia judía que llevaban consigo, en su sangre; pero él, no daba mucha bola a esas cosas; inclusive dejaba que sus conocidos le dijeran “El Turco”. Primaria en su ciudad natal y secundario en Bahía Blanca. “Ya de chicos fuimos deslumbrados. Tenía 14 o 15 años cuando se produjo el 17 de Octubre y ya había aparecido en Bahía una especie de centro estudiantil que era un socialismo proclive a Perón, y los que estábamos a favor del peronismo participábamos en esos debates que se hacían en el Colegio Nacional. Allí tuve mis primeras discusiones de política” (“Perón en la chacra asfaltada. Figuras del peronismo bahiense”. Guillermo David. Barricada. 2006). En 1950 Benamo decide radicarse en La Plata para estudiar Abogacía. Lo rodea un mundo intelectual universitario antiperonista. Inclusive preside el Centro de Estudiantes de Derecho de La Plata. Él se mantiene fiel a las banderas del justicialismo. Se recibe de abogado el 2 de junio de 1956, durante el gobierno de facto de la Revolución Libertadora. Vuelve a Bahía Blanca y se suma a la Resistencia Peronista. El Plan CONINTES (Conmoción Interna de Estado) de Frondizi lo deposita en un buque-cárcel y luego en Devoto antes de recobrar su libertad. En 1972 (dictadura militar de Lanusse) lo vuelven a encarcelar. Pasó por las cárceles del Chaco y Rawson (Chubut). Con el tercer gobierno peronista será rector-interventor de la Universidad Nacional del Sur. Durará cien días en el cargo, pero esos cien días serán los más prolíficos que vivió esa alta casa de estudios bahiense, donde “una institución atravesada por la experiencia del gorilismo más craso desde su origen se ponía al servicio de los intereses nacionales y populares”. Su discurso inaugural lo dio el 2 de junio de 1973 en el salón de Actos “Mártires de Trelew” del rectorado de la Universidad Nacional del Sur. El mismo no tiene desperdicio y puede leerse completo –cubre 6 carillas- en el libro de Guillermo David antes citado. Producido el golpe militar del ’76, en abril de ese año, nuevamente es detenido y arrojado a la cárcel de Rawson, esa vieja conocida. Liberado, el 18 de febrero de 1980 partió hacia el exilio. En Bélgica con otros compatriotas fundó el “Grupo Peronista Argentino”. De aquella época deja una reflexión interesante: “Nuestros genocidios latinoamericanos tienen las características comunes de una clase que quiere hacerse del poder. Los que actúan, los genocidas, son pobres idiotas emisarios de una política que, salvo excepciones, a ellos tampoco beneficia. La dictadura significó un retroceso agudizado por los gobiernos que le siguieron. La pérdida del poder adquisitivo, la ausencia de los sindicatos…” Volvió a la Argentina el 8 de diciembre de 1983, dos días antes que Alfonsín asumiera como presidente. Siempre se consideró como un hombre de izquierda dentro del Partido. Falleció a los 88 años de edad, el 9 de noviembre de 2019. Varios compañeros de militancia lo despidieron en las redes sociales, destacando su ética, su autoridad moral y su inalterable compromiso en defensa de los valores democráticos y del pueblo argentino.