Nacido el 12 de febrero de 1907 en Córdoba. Con 20 años es doctor en Filosofía y luego teólogo. Ordenado sacerdote en 1939. Asesor espiritual de la Fundación “Eva Perón” a finales de la década del ’40 y principios de la del ’50. Notable orador y escritor. Miembro del Instituto Nacional Sanmartiniano. Cura párroco del Barrio “Presidente Perón” de Saavedra, en esta capital. Gran admirador de la obra de Evita de quien fue su confesor. Crítico frontal a Perón en algunas cuestiones, por ejemplo, en el manejo de la primera Resistencia y en las alianzas políticas que aquel armaba. (Al respecto ver el libro de Marta Cichero “Cartas peligrosas” de 344 páginas, editado en 1992 por “Planeta”). Adhirió a la Revolución Cubana y en su casa de Florida, provincia de Buenos Aires, podía verse al lado del retrato de Eva Perón, otro grande del “Che” Guevara. En un reportaje hecho público en la revista “Cristianismo y Revolución” para 1970, hizo una defensa pública de los jóvenes montoneros que habían ajusticiado al fusilador Aramburu. Ese mismo año, por brindar una oración fúnebre –junto al padre Carlos Mugica- ante los restos de Fernando Abal Medina y Gustavo Ramus, fue detenido y acusado de “apología del crimen e incitación a la violencia”. Fue profesor de Antropología y director de la prestigiosa “Revista de la Universidad de Buenos Aires” durante el primer gobierno peronista y un entusiasta defensor de la gestión al frente del rectorado en la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires (UNPBA), del Dr. Rodolfo Puiggrós en 1973. Debido a serias controversias ideológicas abandonó la Compañía de Jesús, la orden de los Jesuitas, que lo contaba entre sus ministros. Falleció el 22 de abril de 1996.