Nació el 4 de febrero de 1954, en Mercedes, provincia de Buenos Aires. Primario y secundario en la Escuela Normal Superior Nacional de su ciudad natal, graduándose de Bachiller. Sus familiares y compañeros cariñosamente le decían “Ratona”. 23 años. Maestra normal y estudiante de Medicina en La Plata hasta 3º año. Secuestrada-desaparecida el 2 de julio de 1977 en el hogar de sus padres en la ciudad de Mercedes antes citada (el padre era empleado jerárquico del Banco Nación). Stella Maris había sido militante peronista montonera en la facultad y estaba de novia con Carlos Alberto Weber, también secuestrado y luego asesinado por la dictadura militar (ver su registro). Fue vista con vida en el CCD “La Cacha” sito en Olmos, localidad cercana a La Plata. El 8 de marzo de 2008, en el cementerio de Mercedes, su familia pudo darle sepultura con nombre y apellido, luego que sus restos aparecieron como N.N. en el cementerio de La Plata y la acción del EAAF le devolviera su identidad robada. Para tal ocasión, su madre, otros familiares y amigos dijeron: “Hoy a 30 años de tu injusta desaparición, estás presente más que nunca en la memoria y el corazón de todos los que te conocimos y compartimos tu espíritu solidario y tu compromiso con la vida”. Tras 37 años de reclamo y espera, en el año 2014, se llevó a cabo en La Plata el juicio a los responsables por crímenes de lesa humanidad cometidos en el CCD “La Cacha”: 20 represores fueron condenados, 15 de ellos a cadena perpetua y los restantes con sentencias de 12 a 15 años. También debe hacerse referencia en este escrito a lo ocurrido cuando fue secuestrada y lo ocurrido a posteriori. Digo, por el cinismo –marca registrada- de los verdugos. Cuenta su hermana: “En julio de 1977, militando en la clandestinidad y con una enfermedad muy seria en los riñones y sin obra social, se vino a hacerse un estudio en Mercedes. Se hacía un evento familiar por el primer bautismo de mi primer sobrino, era un viernes, y el evento se hacía el sábado, y comete el gravísimo error de quedarse. La secuestraron. La hermana (del dictador) Videla vive acá a una cuadra. Marta Videla fue compañera de jardín de mi madre y hasta que terminó la carrera en la escuela normal. Cuando secuestraron a mi hermana, mi madre la fue a ver, le pedimos por el paradero de Stella, que por favor intercediera ante su hermano. Ella dijo que sí, pero al poquito tiempo la vamos a ver y lo que nos dice es: ‘Mi hermano dice que hay mucha gente en el exterior, que seguro que se fue al exterior, puede estar en Holanda o en otro país de Europa’. Eso indignó a mi madre, que le respondió: ‘Pero, Marta ¡La secuestraron en mi casa! No es que yo no ví, o que ella no volvió… La secuestraron en mi casa, vino una patota de tal característica y se la llevó…’”.