Roberto
Baschetti

Bortnik, Julio

Hubo un hecho que conmocionó a la sociedad argentina en su momento y lo tuvo como protagonista. “El 12 de agosto de 1963, a las 19,10, cuatro miembros de la Juventud Peronista robaron por primera vez el sable del general San Martín. En cinco minutos, ante el estupor de un anciano empleado del museo, rompieron el vidrio del templete y se apoderaron del arma, dejando en el lugar que esta ocupaba un mensaje titulado ‘Comunicado N° 1’, redactado en términos que hacían referencia ‘a la crisis moral y espiritual que comprometía el honor de la patria y la felicidad del pueblo’ y a ‘las fraudulentas elecciones del 7 de julio’. Asimismo, los firmantes del documento juraban no entregar el histórico sable hasta tanto ‘no se anuláran los contratos petroleros, los convenios con los trust eléctricos, las proscripciones y la privación de la libertad de los presos gremiales y políticos’. Luego de 14 días de febril tarea policial, se informó que habían sido detenidos Manuel Gallardo, Osvaldo Agosto, Julio Bortnik y Alcides Bonaldi, militantes de la Juventud Peronista y autores materiales del robo del sable corvo de San Martín. Los jóvenes fueron procesados y hubo una denuncia que señalaba que los mismos, habían sido torturados en la regional policial de San Martín. Finalmente, el 28 de agosto, el ex capitán Adolfo C. Phillipeaux (dado de bajo del ejército por los sucesos de junio de 1956), entregó el sable al jefe del comando 10 de tanques Húsares de Pueyrredón, coronel Tomás Sánchez de Bustamante. Phillipeaux no participó del hecho, sino que fue citado por desconocidos en un lugar distante a 250 kilómetros de la Capital Federal, donde se entregó el arma en perfectas condiciones”. (Así. Año XI. N° 502. 31-8-65). Aclaro que en la nota periodística equivocan un nombre: Bonaldi no es Alcides sino Arístides. Los que se llevaron el sable y dejaron el comunicado titulado “La Juventud Peronista custodia el sable de San Martín” en otra parte del texto, afirman que: “Para ello, desde hoy, aquella espada que un día el Libertador, en plena lucidez, legara al brigadier general Juan Manuel de Rosas, por la satisfacción con que viera la defensa de su patria frente a las agresiones del imperialismo, dejó su reposo en el Museo Histórico Nacional para brillar de nuevo en magno combate por la reconquista de la argentinidad”. Se sabe por testimonios de algunos participantes del hecho, que en algún momento se consideró la posibilidad de que dicho sable llegara a manos del general Juan Domingo Perón exiliado en España, como una manera de refrendar aquella trilogía que asociaba el concepto de “Liberación Nacional” con los tres próceres: San Martín-Rosas-Perón. Fue entonces Bortnik, integrante de la Resistencia Peronista. Su insistencia en la necesidad de profundizar los debates, enriquecer la formación política de los compañeros y de continuar insistiendo en la necesidad de proseguir con una insurrección permanente que permitiera el regreso de Perón a la patria, lo llevó a primeros planos de la J.P. Al escindirse la Mesa Ejecutiva de ésta organización juvenil; conjuntamente con Bechi Fortunato, Pocho Rearte (hermano de Gustavo) y Felipe Vallese conformó el Comando Insurrección. A posteriori, a fines de los ’60, Bortnik formó parte del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) en lucha contra la dictadura de Onganía.