Roberto
Baschetti

Bortoletto, Juan

“El Barba” le decían porque se dejó la misma con la promesa de cortársela recién cuando volviera Perón a la patria. Como bien explica Jorge Alessandro en su excelente libro investigativo que lleva por título “Peronismo Rebelde y Plan Conintes. El caso de la CGT Regional La Plata, Berisso y Ensenada”, caído el gobierno constitucional peronista en 1955 comenzó una resistencia activa del pueblo en general y la clase obrera en particular contra el sanguinario gobierno de Aramburu y Rojas. Tal grado de resistencia que incluyó hechos de violencia contra el aparato estatal, llevó a la detención y tortura de miles de peronistas que fueron juzgados por Tribunales Militares a través de procedimientos sumarios totalmente arbitrarios y sin garantía judicial alguna para los acusados. Alessandro se explaya: “Aquella reformulación de las hipótesis de guerra, confirió a los militares el rol de guardianes internos de la seguridad y consecuentemente el de custodios del modelo económico y social vigente, haciéndole cumplir a las Fuerzas Armadas una función de policía interna contra las ‘indocilidades populares’. En el desarrollo de esta nueva doctrina, lo que resulta plenamente novedoso es precisamente la más amplia intervención de las Fuerzas Armadas locales en tareas de represión interior”. El Plan Conintes fue dado a conocer el 13 de marzo de 1960, a través del decreto 2628, por el presidente Frondizi, un truhan que subió a presidente con los votos del peronismo proscripto y luego entregó el país al Fondo Monetario Internacional. Al compañero Bortoletto en tales circunstancias fue condenado a 5 años de prisión. Nos recuerda: “Yo siempre tuve sastrería. Pero había comprado un taxi, que en realidad lo usaba para trasladar los materiales con los que hacíamos nuestras ‘fulerías’. En esos días lo había llevado al taller de un amigo, ‘El Loro’, donde también hacíamos los ‘caños’. Estaba metido debajo, revisando el caño de escape que temblaba, y de pronto siento una patada. Cuando me asomo veo cuatro tipos de civil y me dije: ‘perdiste Juan’. Vos vení con nosotros me dicen y me llevan encapuchado a la comisaría sexta. Y de ahí en una camioneta a lo que después me doy cuenta es el Mercado de Hacienda de Avellaneda. Si bien estaba encapuchado, pude escuchar el típico mugido de las vacas y en un momento que me dejan solo, pude asomarme por un postigo y veo un cartel que dice ‘Lanusse & Cía. Consignatarios’ y andaban unos paisanos a caballo apartando ganado. Ahí se torturaba. Estaba el Comisario Inspector Emir Marino. Traje gris, bigotito, canoso. Al otro día me vienen a buscar y este Marino me pregunta ¿qué te va a dar Perón a vos? Y yo le digo, nada. Yo peleo porque soy peronista y me dice. ¿así que sos peronista? Y me da un cachetazo. Y de ahí me llevan al Regimiento 7. Me juzgan y me dan 5 años de condena y me trasladan a Magdalena, donde me encuentro con los presos de La Plata, entre ellos Horacio Cháves (ver su registro), que estaba desde antes y los demás presos Conintes. Lo condenaron los mismos tipos que bombardearon Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955 y dejaron al menos 308 muertos y más de mil heridos en su gran mayoría civiles. Para ahondar su sufrimiento el 11 de junio de 1960 lo trasladaron junto a otros compañeros peronistas a la gélida cárcel de Ushuaia, en su Pabellón N° III. Allí estuvo 102 interminables días y debido a la presión de distintos medios fue trasladado a la cárcel de Viedma, el 22 de septiembre del mismo año. Se desconocen otros datos.