“Cecilia”. Había una chiquita que tenía tan solo 13 años de vida, cuando la intensa militancia de sus viejos la llevó luego del golpe del ’76 a vivir en el exilio. Verónica María Cabilla, nacida el 29 de octubre de 1963 en Capital Federal, fue creciendo rodeada de un mundo de compatriotas que lejos de su país de origen bregaban por dar lucha a la dictadura de todas las formas posibles. En ese contexto fue creciendo y sus 16 años coincidieron con la contraofensiva preparada por Montoneros. Luego de las tenaces resistencias de sus padres, amigos, dirigentes y allegados, pudo imponer su férrea y granítica voluntad de que la aceptaran para ser una combatiente más. Siempre se había rebelado contra la injusticia y la explotación que sufría nuestro pueblo y esa no iba a ser la excepción. La generosidad de sus sentimientos la llevó a tomar partido y volver a la Argentina para dar pelea, previo paso por Madrid y El Líbano. Fue secuestrada-desaparecida por los esbirros del general Cristino Nicolaides, el 27 de febrero de 1980, durante un control efectuado en la estación terminal de la empresa de transportes “Expreso Azul” en Plaza Once. Tenía 16 años como ya dije. En cualquier otro país sería considerada una heroína nacional; en éste, recién estamos bregando para que su valentía y heroica decisión no queden sepultadas en el olvido. Su madre Ana María Ávalos escribió a su hija cuando está hubiera cumplido 25 años: “Verónica. Pobre de aquellos que pretenden que olvidemos tus 16 años cuando te llevaron llena de amor, ansias de justicia y libertad. Hoy cumplís 25, mis brazos están más cansados, pero jamás claudicantes; siguen acunándote y estrechando tu mano al dormirte. Es demasiado amor para olvidarte y demasiada fuerza para dejar de buscarte y lograr que algún día tus sueños de valiente niña se hagan realidad. Te quiero mucho. Mamá”. Es esa misma madre que ahora recuerda la temprana militancia de su queridísima hija con ellos, en la Unidad Básica de la calle Isleta y en la de Juventud Trabajadora Peronista (JTP) de la calle Humaitá en Lanús Oeste, provincia de Buenos Aires. Ana María cuenta una anécdota reveladora del compromiso social de su hija. Estando en México toda la familia exiliada, Verónica bufaba porque ante la falta de vacante escolar la habían metido en un establecimiento educativo que llevaba el nombre de “John Fitzgerald Kennedy”; sus compañeras contaban que el fin de semana habían ido a ver la película “Fiebre de sábado por la noche” y ella retrucaba, yo fui a ver “La Batalla de Argel”. El 21 de septiembre de 2012, en el día del estudiante y la primavera, el grupo GAC (Grupo de Arte callejero) colocó una foto inmensa de Verónica en la ex ESMA y actualmente una Unidad Básica de Chascomús (provincia de Buenos Aires) lleva su nombre. En esa misma localidad de la provincia de Buenos Aires, famosa por su laguna, el 27 de abril de 2022, se inauguró a través de la agrupación “La Cámpora” del lugar, en barrio San Cayetano, la Sede Barrial “Verónica Cabilla” sita en Leopoldo Lugones y Ruta 2. Aporto algo de suma interés para esta, su biografía, como son segmentos de la carta que le escribió a sus padres y a su hermano, desde Madrid, cuando decidió volver a pelear para liberar a la Argentina del yugo dictatorial: “Queridos papis y Mariano. Hace unos días vino R y estuvo hablando conmigo y me planteó do situaciones, cada una más difícil de decidir que la otra. La primera sería volver con ustedes (al exterior) a militar y volver juntos dentro de algún tiempo al país, por sus tareas. La segunda volver a la Argentina con otros compañeros (sin ustedes) para hacer tareas importantes y no verlos por algún tiempo y quizás recibir cartas cada dos o tres meses. Los dos planteos tienen cosas muy positivas y otras negativas. Primero porque yo no quiero separarme de ustedes tres, quiero ver a los abuelos (…) pero, por otra parte, quiero volver a la Argentina a combatir y así liberar al país de este gobierno reaccionario e imperialista. Pero las dos cosas no son posibles, así que me tengo que decidir (…) Ya tomé la decisión de volver a la Argentina sin ustedes, sin verlos por mucho tiempo…” Como se ve prevaleció su convicción militante, aún, comprendiendo el inmenso sacrificio que eso implicaba.