Nació en un hogar humilde de Ensenada, provincia de Buenos Aires. Creció en Villa Argüello y estudió en el Industrial. Con tan solo 14 años de edad comenzó a ganarse la vida como obrero en el frigorífico Swift, donde confraternizó y aprendió de muchos históricos luchadores de la Resistencia Peronista. Eso lo llevó a militar en la gloriosa Jotapé. Se ordenó sacerdote. Para todos los muchachos de la zona era “El Curita”. Los milicos lo detuvieron y luego lo largaron. Después del golpe militar del ’76, conoció a Hebe de Bonafini y otras Madres que buscaban a sus hijos. Ellas no fueron recibidas por Monseñor Plaza, pero sí echadas de la Iglesia. Eso lo marcó a fuego. Se puso una vez más del lado de los desposeídos. “Soy fruto de una generación, de la Juventud de los ’70, que mantenía ideales sociales como naturales a su propia cultura: un mundo más justo, más humano, más fraterno. Y yo le seré siempre fiel a mis ideales”. Y asi es como fue irreductible en sus valores revolucionarios. Ya párroco en la Iglesia de San Francisco de Asís, en Berisso, un 24 de diciembre de 1984, luego de celebrar misa, vio cómo se retiraron todos los fieles, menos tres chiquitos que no tenían donde pasar la Navidad. Carlitos pasó la Nochebuena con ellos y otros pibes en igual situación. Después creó un Hogar para que tuvieran afecto, cariño y amor. Se enroló en la Confederación de Trabajadores Argentinos (CTA) cumpliendo el rol de secretario general de Movimiento de Chicos del Pueblo. En el ’99, un Mac Donald’s echó a cuatro pibes que pedían sobras de comida por las mesas, la respuesta de “El Curita” fue ir con ellos, con carteles-denuncia y armar un soberano escrache en la puerta del negocio en tanto con un megáfono decía: “No hay que perder el sueño de que ser pibe en este país tiene que ser un privilegio”. Preguntado alguna vez por la imagen del “Che” Guevara, lo definió así: “Un bello hombre, entregado de cuerpo y alma para la liberación de los pueblos de América. Se equivocan sus detractores cuando lo definen como ‘ateo’. Esto es totalmente falso. Con otros métodos, su lucha fue como la de Jesús: enfrentó a los poderosos, a las clases dominantes y entregó su sangre por la libertad de los oprimidos”. Definiciones como esta no hicieron más que ganarle enemigos muy fuertes, aun en la misma jerarquía eclesiástica. Falleció el 22 de octubre de 2005 a la edad de 55 años. Para el año 2022, en la ciudad de La Plata (calle 9 N° 984), hay una biblioteca que lleva su nombre y apellido y que pertenece a la Comisión Provincial por la Memoria.