Roberto
Baschetti

Cambiasso, Osvaldo Agustín

Nació en el pueblo de Soldini, provincia de Santa Fe, el 24 de enero de 1941. Sus padres eran agricultores y peronistas. Cursó el colegio primario en el mismo pueblo y el secundario en el Colegio Cristo Rey de la ciudad de Rosario. Sus estudios universitarios los efectivizó en la Universidad Nacional del Litoral, en Santa Fe, donde egresó con el título de ingeniero químico. En esa facultad fue investigador, profesor y con anterioridad militante universitario en la Unión de Estudiantes del Litoral (UEL), integrándose a los sectores revolucionarios del peronismo primero y concretamente a Montoneros, después. En 1971 –dictadura de Lanusse- cayó detenido luego de un grave accidente automovilístico que lo tuvo como protagonista (cuando se tiroteó nada menos que con dos patrulleros y un helicóptero) y fue a parar más muerto que vivo a la cárcel de Coronda (Santa Fe). Para sorpresa de sus carceleros y sus compañeros de infortunio, cuando todos esperaban su muerte, sanó de las múltiples heridas y evitó las infecciones con su propia saliva. Había sido condenado a 11 años de prisión. Uno de los jueces de la dictadura y del tribunal que lo juzgó, el Dr. César Black, en disidencia pidió 14 años de reclusión sosteniendo que debía aplicársela al detenido esa cantidad de años por considerarlo “un elemento peligroso”. Cuando escuchó su sentencia, Osvaldo Agustín Cambiasso, exclamó: “¡Viva el Pueblo Montonero! ¨Viva Perón!”. Salió en libertad en mayo de 1973 luego de la amnistía presidencial. En 1975 vuelve a ser detenido (pasa por Rawson y Caseros), hasta el 17 de noviembre de 1982 en que obtiene el beneficio de la libertad vigilada, debido a su precario estado de salud –con problemas en el corazón- y a la presión desde el exterior ejercida por Amnesty Internacional, la Cruz Roja Internacional y varios países europeos. Pero en tanto estuvo encarcelado fue el jefe natural de todos los presos peronistas en cautiverio. Un compañero lo definió como “un típico paisano de un pueblo chico de la pampa gringa, cachazudo y bienhumorado, excelente jugador de Go y aún lo recuerdo enseñando historia sentado en el patio carcelario, como uno de esos raros profesores queridos en la secundaria y también me acuerdo de su delirante gusto por hundir los salamines en el pote de la mermelada”. Lo primero que “El Viejo” ó “Cara de Lápiz”, como cariñosamente lo llamaban sus compañeros, organiza en libertad, es la “Agrupación Peronista por la Liberación”, versión rosarina de Intransigencia y Movilización Peronista (IMP). Su hermana Ethel recuerda un diálogo con Osvaldo Cambiasso cuando ella se preocupaba por la vida del militante peronista: “¿Crees que no le temo a la muerte? Pero más terrible es la injusticia, hermanita…”. El sábado 14 de mayo de 1983 fue secuestrado a golpes junto a su compañero de militancia, Eduardo Daniel Pereira Rossi en el bar “Magnum”, sito en Córdoba al 2787 de la ciudad de Rosario, por cinco hombres de civil armados. Se los llevan. Un clamor popular se levanta por toda la Argentina pidiendo su aparición con vida. El martes 17 una marcha de más de mil personas, se reúnen en la rosarina Plaza 25 de Mayo y recorren la peatonal Córdoba hasta España. Llegan a la sede del Arzobispado de Rosario: claman por la libertad de los secuestrados; allí los atiende el obispo Auxiliar, Heraldo Barotto que les dice: “Yo no puedo hacer nada: algo habrán hecho”. Los de Cambiasso y Pereira Rossi, serán unos de los últimos asesinatos de la dictadura militar; los cuerpos de ambos aparecen con signos de tortura y dopaje previo y disparos desde muy corta distancia, en la localidad de Lima, provincia de Buenos Aires. El Ejército y la policía provincial intentan una patraña más para justificarse, (un combate inexistente) que ya a esa altura de los acontecimientos nadie cree. Algunos de los policías que intervinieron en el asesinato fueron Luis Abelardo Patti (con el tiempo intendente de Escobar), Rodolfo Diéguez y Juan Spataro, luego liberados por “falta de méritos”. Los restos mortales de Cambiasso, fueron inhumados en Rosario el sábado 21 de mayo de 1983, lo que dio motivo a una caravana fúnebre de más de 150 personas que pese al clima de terror creado por las autoridades, marcharon desafiantes llevando el cajón a pulso y envuelto en una bandera argentina en tanto hacían la “V” de la victoria. Por otra parte, en febrero de 2006, apareció entre los documentos secretos desclasificados de los EE.UU., la participación de Luis Abelardo Patti en el grupo de tareas que asesinó a ambos militantes peronistas. El 1º de junio de 2006, la Secretaría de Derechos Humanos bonaerense pidió la reapertura de la causa. Siempre en relación a este asesinato, a mediados de septiembre de 2018, la Cámara Federal de Apelaciones de Rosario, asestó un nuevo revés judicial al ex jefe del Destacamento 121 de Inteligencia del Ejército –Víctor Hugo “Chuly” Rodríguez- tras revocarle el intento de desvinculación procesal dictado por el juez de San Nicolás Carlos Villafuerte Ruzo en el marco de la causa por el secuestro, tortura y asesinato de este militante del peronismo revolucionario.