Roberto
Baschetti

Campos, Enrique Aurelio

Nació el 16 de mayo de 1944. Pasó su infancia y juventud en el Norte salteño. Conocido como “El Asmao”, se destacó por sus condiciones para el deporte y por su gran sensibilidad social. Se casó con su compañera Lili y tuvo 5 hijos. Finalizó el secundario con el título de perito mercantil. Trabajó como Jefe de Supervisión de Seguridad Industrial en Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Abrazó la causa popular y su compromiso lo llevó a ser un reconocido integrante de la Juventud Peronista que luego se sumó a la organización Montoneros. En 1973, asumió como intendente del Municipio de Aguaray, Departamento San Martín, provincia de Salta. Se comprometió a producir las transformaciones necesarias para gobernar un municipio en que imperara la justicia social; eso le valió la inquina de los caciques locales conservadores, aliados con la derecha justicialista que fueron avanzando contra su gobierno a medida que el contexto de la política nacional los favorecía y amparaba. En el marco de una exacerbada persecución política; la desaparición forzada y ejecutoria de compañeros de la región; el acoso de las fuerzas de seguridad en la vía pública y numerosos allanamientos a su domicilio, y ante la presencia de un anunciado e inminente secuestro, se vio obligado a dejar su hogar y su pueblo. El 21 de julio de 1977, a la edad de 33 años, fue secuestrado en las inmediaciones del Río Salí, provincia de Tucumán, donde vivía en la clandestinidad con su familia. No se sabe si resistió su secuestro o luego el hecho ocurrió durante su cautiverio, pero lo concreto es que lo traen herido de bala en la espalda a la Jefatura de Policía. De allí lo conducen al Hospital Militar donde lo operan por ser su estado grave (seguramente para luego comenzar nuevamente con las torturas). Un tiempo después, es llevado nuevamente a la Jefatura por orden del General Bussi para su interrogatorio y como se niega una vez más a colaborar con sus represores, el Teniente Coronel Zimerman (imputado en democracia y ya fallecido) corta el suero y lo deja morir en la misma zona de los “interrogatorios”.