El 26 de noviembre de 2022 a la edad de 96 años falleció este sacerdote católico, que actualmente formaba parte de “Curas en la Opción por los Pobres” (COPP) y en 1968, fue fundador del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM). Siempre dijo que tomó esa opción fundacional, porque entendía que desde ahí se podía “ser sacerdote para los pobres de los pueblos que a su vez vivían en pueblos pobres” además de “hacer un cambio estructural que se apartara del modelo liberal, lo que significaba forjar un proceso fuertemente revolucionario al responder a la dignidad del trabajo y de su sujeto histórico, los trabajadores”. Carbone había nacido en Alemania (Berlín, 5 de enero de 1924) y a los 3 años de edad vino con sus padres a vivir a la Argentina. Se ordenó sacerdote en 1953. Director de la revista “Enlace”, en los ’70, fue asesor de la Acción Católica Argentina (ACA) y mantuvo estrecha relación de afecto y religiosidad practicante con la Juventud Estudiantil Católica (JEC) y la Juventud Universitaria Católica (JUC), lo que le valió una situación estrecha, fraternal y de amistad con Emilio Maza, Ignacio Vélez, Mario Eduardo Firmenich, Fernando Abal Medina y Gustavo Ramus entre otros, todos ellos fundadores de Montoneros. Ejecutado Aramburu por estos jóvenes, Carbone fue detenido el 8 de julio de 1970, porque se lo acusó de que los partes o comunicados de la organización guerrillera peronista, en tal ocasión, habían sido tipeados con su máquina de escribir. Para tal ocasión el Padre Carlos Mugica le rindió un homenaje público solidarizándose con Carbone “nuestro hermano en Cristo que está sufriendo en carne propia su opción por los pobres”. (La Razón. 16-7-70). En enero de 1972 el cura recuperó su libertad (condena en suspenso por encubrimiento), pero fue detenido nuevamente al toque y recién liberado en julio de ese mismo año. Al año siguiente (3 de enero) fue acusado y detenido por su presunta participación en el intento de copar la prefectura naval de Zárate por parte de Montoneros. Pareció una estratagema del Poder Ejecutivo Nacional para privarlo de su libertad nuevamente, porque la Justicia lo liberó poco después, no sin antes decretarle una prisión preventiva el 17 de enero. En 2013, el Padre Carbone cumplió las bodas de diamante de ordenación sacerdotal y fue homenajeado en el Seminario de Buenos Aires, donde se formó para el prebisterio (término que viene de presbítero). El 2016, en el marco de los festejos por los 150 años de la catedral Nuestra Señora del Rosario, el Obispo de Merlo-Moreno, Monseñor Fernando Carlos Maletti, tuvo palabras elogiosas hacia Carbone, a quien definió como “colaborador y presencia sabia” en dicha jurisdicción eclesiástica. A Carbone, yo lo recuerdo por su escrito de noviembre de 1983 –que no lleva su firma- y que se titula “Movimiento Nacional: situación y criterios para la marcha” luego de la derrota electoral del peronismo de ese año a manos de Alfonsín, que ganó la presidencia de la nación. El documento de marras termina con estas sabias definiciones de nuestro querido presbítero Carbone: “El peronismo es policlasista. De allí que debe recibir en su seno al vasto sector de las clases medias. Son numerosísimos hombres y mujeres, cada uno con su cuota de poder. Y ese poder, es indefectiblemente necesario para gobernar. Pero eso sí, para evitar cualquier brote de prepotencia que conduce a la marginación y a la derrota, el Peronismo debe proclamar con firmeza esta norma educativa y a la vez práctica: para un peronista cualquier cuota de poder es para servir, participar y compartir. Solo así se es COMPAÑERO. Solo así se logra lo que finalmente propuso el General Perón: ‘Para un Argentino, no hay nada mejor que otro Argentino’. Muerto el Líder, solo la organización vence al tiempo. No hay organización sin conducción. Pero organización y conducción eficiente solo se logra con la participación activa de las bases y con la solidez doctrinal siempre clarificada. Se trata de una conducción en diálogo doctrinal con las bases. Sólo así surgirán los verdaderos líderes”.