“Javier”. Montonero a cargo de una secretaría política. Estudiante de Letras. Poeta. Secuestrado el 22 de julio de 1976 en la capital tucumana. Visto en la Jefatura de Policía de Tucumán antes de su asesinato, ocurrido el 3 de septiembre de 1976 cuando las fuerzas represivas inventan un enfrentamiento armado que termina con su vida y la de Eduardo César Araujo (ver su registro), en la calle Blas Parera 289 (San Miguel de Tucumán). Un obituario de “Pagina 12” de julio de 2018, realizado por su familia, lo recuerda en toda su dimensión: “Siempre presente con nosotros. Memoria-Verdad-Justicia. 30.000 detenidos desaparecidos presentes”. El “Pájaro” Salinas aporta más datos sobre este compañero: “Era muy rubio de ojos muy grandes, lánguidos y verdes. Supongo que era del Litoral, posiblemente de Misiones. Fue el responsable de la primera UBR (Unidad Básica Revolucionaria) de la Circunscripción 13 (Barrio Monserrat) en 1973, después de los hechos de Ezeiza, con la fusión producida entre Montoneros y FAR, organización de la que provenía. Me parece que reemplazó a Ricardo Roa, que por entonces se bajó del tren. Como venía de las FAR y era rubio le decíamos “El Ruso” y suponíamos –erróneamente- que era judío (lo que por entonces no era nada importante) y que provendría del aparato de seguridad del Partido Comunista, como Roberto Quieto. “Javier” escribía en papel manifold (Un papel digerible y digestible, por si las moscas) con una tinta kuli rellena de tinta roja, las minutas de cada reunión. Él nos enseñó como desarmar dos personas, a la vez que las disuadíamos, hablándoles, tranquilizándolas, para que no reaccionaran. Era un tipo cool, de trato agradable, aunque un tanto distante, acaso por qué ser jefe nunca es fácil. Sé que estuvo en lo del cuartel de Formosa. Googleando me entero ahora que estaba casado con una compañera llamada Adriana Mosso, tucumana ella, que también está desaparecida; y que ambos tenían dos hijos”