Roberto
Baschetti

Carranza, Carlos Alberto

“Cacho” Carranza nació el 4 de diciembre de 1949 en Buenos Aires. Recibe el título de maestro normal nacional en el colegio “Mariano Acosta” a fines de 1966. Participó de la Comisión Docente de la C.G.T. de los Argentinos, (1968), y de la Agrupación Peronista Docente (1969), participando de su fundación. El 18 de noviembre de 1970 (dictadura militar de Onganía) se produce una huelga masiva de la docencia de todo el país en contra de la reforma educativa. Cacho tiene activa participación en el movimiento de fuerza que se corona con éxito, al dejar tambaleante y herida de muerte a dicha reforma. En el mismo año Carranza fue uno de los iniciadores de AUDEC (Asociación Unificadora de Educadores de Capital) integrando siempre su comisión directiva. Esta entidad fue fundamental para la posterior constitución de la combativa Central Unificadora de Trabajadores de la Educación (CUTE), de nivel nacional, que luego confluyó en la constitución de la CTERA, en julio de 1973, en Huerta Grande, Córdoba. En Filosofía y Letras sigue la carrera de Ciencias de la Educación. Creyente cabal, adhiere a la Teología de la Liberación. Milita en Juventud Peronista y Montoneros. Al conformarse la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), un grupo de la antes citada Agrupación Peronista Docente se suma a ella, encabezada por “Cacho”. En la noche del 19 de agosto de 1976, es secuestrado-desaparecido junto a su esposa Marcela Cristina Goeytes (embarazada de 2 meses). Para entonces “Cacho” ejercía la docencia como maestro de grado en una escuela de Lugano y estaba afiliado a la Unión de Maestros Primarios militando, como se dijo antes, en AUDEC (Asociación Unificadora de Educadores de Capital). Trabajó en tareas de alfabetización de obreros e hijos de obreros (fábrica de pinturas“Alba” en Perito Moreno y Cruz) con los padres Mugica y Vernazza. Sabía los riesgos que corría, pero decidió con su esposa quedarse a resistir y lo pagaron con sus vidas. Honor eterno para ellos. Hoy en día, una escuela primaria de la ciudad de Buenos Aires, en Villa Lugano, lleva su nombre. Muchos de los datos vertidos en la presente reseña en su memoria han sido aportados por la compañera Ana Lorenzo quien no duda en definir a Cacho “como un joven hiperactivo, incansable, excelente maestro, amante de la verdadera historia, profundamente peronista –lo que le originaba no pocos problemas con sus ‘colegas’ de escuela, que todavía se resistían a ser llamados ‘compañeros’-, que dedicó su vida a enseñar y a lograr que la docencia abandonara sus posiciones políticas gorilas tradicionales”.