Roberto
Baschetti

Casariego, Rosa María

“Chachi”. Nació el 21 de abril 1948 en Tigre, provincia de Buenos Aires. Primaria en la vieja escuela N° 2 “Bernardino Rivadavia”, que se encuentra al lado de la iglesia parroquial. Estudió para Maestra Normal Nacional en el Colegio “Santa María” de San Isidro. 27 años. Esposa de Luis Alberto Cabrera (ver su registro). Ambos militantes sindicales del Peronismo Auténtico y antes de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP). Secuestrada el 3 de febrero de 1976 en Tigre y 48 horas más tarde su cuerpo ya sin vida y con signos de feroces torturas (le rebanaron los pechos), aparece en un descampado de Moreno, también en la provincia de Buenos Aires. Su velatorio multitudinario con la gente del barrio y los compañeros de trabajo presentes, fue una muestra del cariño y respeto que tenían por ella y su marido. La Unión de Educadores de Tigre (UDET) le realiza un homenaje el 24 de marzo de 2007 ya que ella fue maestra en el Colegio Santa María de San Isidro. De allí extraigo: “Rosa María es tan linda que no puede caminar por la calle sin que los tipos se den vuelta para mirarla y decirle cosas. Cuando adolescente, recuerda, su casa se llenaba de compañeros del colegio de su hermano, Jorge, el ‘Nacional’ de Tigre, que venían a estudiar, pero también a verla a ella. Esas reuniones en la casa de Rincón donde la pava y el mate estaban siempre listos para las visitas, terminaban siempre en guitarreadas y baile. Rosa María es tan linda que podría ser modelo, pero no, elige ser maestra. Y cuando ya trabaja lo hace en escuelas pobres, humildes, como dicen hoy los medios de comunicación. Rosa María es tan linda que conquista a su primo hermano, con su mismo apellido Casariego, y se casa con él, sin importarle ‘el qué dirán’. Cuando este matrimonio se rompe, quien quedará prendado a ella será el ‘Huesito’ Cabrera, obrero naval de ‘Acquamarine’, afiliado al Sindicato de Obreros de la Industria Naval. A través de Cabrera conocerá a Oscar Echeverría, otro obrero naval, del astillero Mestrina. Y los tres pasarán muchas sobremesas velando el sueño de los dos niños de Rosa, tocando la guitarra y cantando y charlando de política y de cuestiones gremiales de los docentes y de los obreros navales. Porque los dos amigos son activos participantes de la Lista Marrón (opositora) ‘Agustín Alessio’ y Rosa María es afiliada a UDET y delegada de escuelas de Tigre ante la CTERA. Rosa María es tan solidaria que no se limita a cumplir su horario y a cobrar, sino que se desvivirá por los alumnos con las mayores dificultades. No le entra en la cabeza que los pibes vengan a la escuela sin comer y sin la ropa adecuada para paliar el frío. ‘Más que maestros, nosotros somos trabajadores docentes’, dirá en algún momento, y su compromiso y coherencia le hará dedicar mucho de su tiempo libre a la actividad gremial y también a trabajar en el Plan de Alfabetización de Adultos de DINEA”. A 41 años de los trágicos hechos volvieron a su barrio: en febrero de 2017 la baldosa en su honor ya quedó fijada en el suelo de Rincón de Milberg, Tigre, donde ellos dejaron su huella. Miguel Verdi que fue subdelegado del Laboratorio Farmasa (Acceso Norte y C. Casares en San Fernando) rememora: “Chachi y Luis peleaban por la vuelta de Perón. Rosa siempre decía que para sus hijos quería lo mejor, como cualquier madre, pero también quería que vivan en un país no sometido a los yanquis”.