Falleció en marzo de 2012. Era uno de los directores del blogspot “Apuntes Peronistas” que permitía estar informado doctrinariamente. Uno de sus amigos, compañero de militancia, escribió: “Horacio era para nosotros un oráculo. El compañero al que recurrir para pensar en conjunto. Los peronistas siempre sufrimos la escasez de pensadores, de compañeros que puedan expresar lo que es el peronismo. Por eso el peronismo está más explicado desde afuera que desde adentro. El porqué es ‘natural’, como diría el General: el peronismo se nutrió históricamente de los sectores más humildes. Mientras los cuadros de la dependencia pueden tener continuidad en el aprendizaje y forjar sus intelectuales, los del campo nacional estuvieron resistiendo, soportando la represión y la desaparición. Y encima en tratar de pucherear para sobrevivir. Tomando el guante arrojado por los sectores dominantes de entonces al tratar de deshumanizarnos, allá por el ’45, definiéndonos aquel el 17 de octubre como ‘Aluvión Zoológico’, un compañero en el velatorio se refirió a Casco con el infaltable chiste de esas circunstancias en la que uno le quiere escapar a la muerte con humor: ‘Horacio era como Walt Disney, hacía hablar a los animales’. Y es verdad. Era un hombre que vivía para enseñar, para formar, para poner el conocimiento a la altura de cada uno. Recuerdo cuando décadas atrás un compañero se quejaba de no tener argumentos para defenderse de radicales y ‘progres’ que lo acosaban en la primavera alfonsinista; Casco le aportó fundamentos, contó anécdotas, en fin, le dio herramientas para defenderse y cuando se iba, le dijo: ‘y cuando se te acaben los argumentos cantáles la Marcha”. Trabajó para organizar cursos de historia con ‘Pepe’ Rosa y Fermín Chávez en sindicatos. Ese era Horacio, el cuadro en las sombras laburando para el Movimiento, capaz de citar pasajes de la obra de Lenin de memoria. El que se dedicaba a formar intelectualmente a un delegado raso de telefónicos, tan sólidamente, que, de pasar a discutir con pares, terminó discutiendo con Nahuel Moreno mano a mano, porque los cuadros de éste, perdían los debates con el delegado que antes había sido de ‘madera’. Anteriormente de que el menemismo hiciera de las suyas y la URSS se derrumbara, nos alertó: ‘los yanquis nos van a cambiar el mundo’. Y llegó la globalización y la destrucción promovida por el neoliberalismo. En ese entonces nos volvía locos con el estudio de los ’70 y los documentos de Rodolfo Walsh que a algunos ya nos parecían algo inútil en pleno auge neoliberal. Él, luego de calificarnos como ‘zapallos’ nos dijo algo así: ‘es más fácil contar el pasado que predecir el futuro, por eso hay más historiadores que adivinos. Pero del pasado se puede aprender para anticiparse a lo que va a venir y la juventud va a volver a ser protagonista de un proceso de cambios’. Horacio conocía a todos. Desde Walsh hasta Ongaro. Discípulo de Hernández Arregui en lo intelectual, amigo de Troxler y en su momento hombre de acción como él. Participó de la CGT de los Argentinos. Sostenía que para cualquier peronista hubiese sido un honor participar en el ajusticiamiento de Aramburu. Pero se cuestionaba si en su enfrentamiento activo al vandorismo, no había sido uno de los que abrieron la puerta a la guerra interna dentro del Movimiento. Por eso su documento ‘Contra el Foquismo’ que preveía y alertaba para evitar en el ’73 lo que terminó viendo Walsh en el ’77, con la masacre consumada. Horacio levantaba también las banderas de la religiosidad popular encarnada por el Padre Carlos Mugica. Además, para él, Perón seguía siendo la clave de la historia argentina y citaba a Hernández Arregui diciendo que había un gran trabajo de la pseudo-intelectualidad para borrar a Perón de nuestra historia. El advenimiento de Néstor (Kirchner) fue para Casco la corroboración de su tesis de que el peronismo no había cerrado su ciclo. Ponía el eje en lo que teníamos que construir desde la militancia porque ahora ‘tenemos la suerte de tener una conducción como la de los pingüinos con convicciones, que no traicionan y al enemigo le van a pelear todas hasta el final”. Solía decir con acierto “Kirchner hoy es Perón, el peronista que no es kirchnerista va a terminar en la vereda de enfrente´. Asumió también sin cortaprisas la defensa de Cristina: ‘Ella es la conductora del Movimiento. Nuestro mejor cuadro. Hay que cuidarla, protegerla, ayudarla. Al que esté contra Cristina hay que cagarlo (…) hay que ponerse a disposición de la conducción. Si hay que ir a barrer, llevamos la escoba’. Se nos murió Horacio Casco. ‘No arruguemos que no hay quien planche’, compañeros. Abrazo peroncho K bien grande. Vamos a intentar seguirla…”.