“Chicato”. Era neuquino. En la ciudad capital de dicha provincia, comienza a militar en Montoneros entre 1972 y 1973. Toma parte de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) y milita en el gremio de la Construcción, la UOCRA, donde lo eligen delegado. Más tarde, perseguido por la Triple A se muda a Trelew. Allí consigue otro trabajo en una fábrica, donde es elegido delegado por sus compañeros de tareas; era una hilandería, una fábrica con 450 trabajadores en la cual llegan a tener control sobre la producción. Al intentar volver a Neuquén, en 1975, es detenido y queda alojado en la Unidad Penitenciaria N° 9, para luego ser trasladado a Bahía Blanca donde es “interrogado” y torturado (le quedó un testículo jodido para siempre). El próximo destino será la cárcel de Rawson donde sufre todo tipo de vejaciones, lo que no le impide con otros compañeros montoneros presos hacer de modo clandestino el “Diario Liberación” para consumo interno y hecho en base a las noticias que traían los familiares en sus visitas. En 1979 lo pasan a la cárcel Caseros, pero a los 3 meses nuevamente lo envían a Rawson. El último destino carcelario antes de recobrar la libertad es en La Plata a mediados de 1981. Ya dueño de su tiempo, luego de vivir en ChosMalal, se volvió a Neuquén, donde disfrutaba de sus contiendas de ajedrez y el tenis de mesa con amigos y parroquianos. Falleció a principios de diciembre de 2020 por el maldito COVID 19. El “Chicato” contó algunas particularidades de su vida: Un abuelo suyo fundó PicúnLeufú. Su madre fue directora de escuela. Creció admirando a una Evita revolucionaria y al “Che” Guevara. Con el secuestro y la ejecución de Aramburu, al ventilarse la vida de éste, se dio cuenta que Perón no era el dictador que pintaban desde el poder ni ningún asesino; por el contrario, era Aramburu quien había fusilado sin juicio previo a compatriotas en 1956. Rodolfo Eduardo Caso cuenta una anécdota que lo tuvo como protagonista y que no tiene desperdicio. Ocurrió cuando estuvo en cana, pero hay que retrotraerse a un episodio anterior: “En el ’73 estuve en el ‘Operativo Dorrego’ que fue cuando se inundaron entre otras, las localidades de 25 de Mayo y de 9 de Julio en la provincia de Buenos Aires. Hicimos un operativo con el Ejército. Ahí desfilamos todos, con las banderas y las vinchas montoneras. Estaba Harguindeguy (general de alto rango, luego ministro en la dictadura de Videla), estaban todos, nos aplaudían… cuento esto porque tiempo después, Harguindeguy me va a ver a la cárcel, y estaba agrandado. Cuando me fue a ver lo hizo hablándome mal, tratándome mal. Le digo: ‘Usted no se debe acordar, pero hace un par de años atrás en el ’73, no me hablaba así. Es más cuando pasé delante del parque usted me hizo un saludo militar para mí y mis compañeros. Claro, ahora es fácil. ¿Por qué no me dijo todo esto en aquel entonces? Me respondió: ¡Ah… ustedes son incorregibles, Montoneros de mierda! ¡Hay que matarlos a todos, a ustedes ya sus hijos!”.