Nacido un 4 de noviembre de 1946. Luis Ceccon llegó al barrio Güemes que se estaba formando, con su compañera (Máxima Franco), los dos muy jóvenes y recién casados. Como trabajaba de albañil, levantó su casa-rancho con unos amigos. Allí él enseñaba a leer y escribir a los adultos y chicos del barrio. Así se formó un grupo de vecinos que tenía como referente al cura tercermundista Marciano Alba y que se llamó ‘Emmanuel’ (que quiere decir: ‘Dios con nosotros’). Luis, y el resto de los jóvenes junto al sacerdote, lograron la construcción de 22 casas a través de una cooperativa vecinal. El grupo estaba íntimamente relacionado al obispo de San Nicolás, Carlos Ponce de León, asesinado por la última dictadura militar. Luis Francisco Ceccon fue cabo de la policía provincial en Pergamino, provincia de Buenos Aires a partir de 1970. Se acercó a la militancia cristiana de base y después militó en Montoneros. Pasaba alguna información de la “cana” a los “montos”, pero fue descubierto por la bonaerense. Lo detuvieron en 1976 y lo largaron con la promesa de que haría de doble agente infiltrado en la organización guerrillera peronista; pero habló con sus compañeros y siguió pasándole información cambiada a la policía, hasta el día que fue nuevamente detenido y finalmente desaparecido, cosa que ocurrió el 16 de mayo de 1978, cuando tenía 31 años. Su compromiso con la “orga” fue tal, que el “interrogador” puesto por la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA) en un subtítulo denominado ‘Blancos que proporciona’ anota “Rentables: ninguno”. En otro titulado ‘Apreciaciones’ describe: “A criterio del interrogador, de acuerdo a los elementos existentes y de las manifestaciones del causante, se trata de un individuo totalmente captado en nivel intelectual y político por la organización subversiva Montoneros” y entre algunos de los elementos que encuentra para comprometer a Ceccon; el represor-interrogador, enumera: “Realizó pintadas que fueron refrendadas como Montoneros, ofició de ‘campana’ con el arma de la repartición, participó de reuniones proselitistas, algunas hechas en su domicilio; realizó el chequeo de la comisaría de Pergamino, entregó documentación policial, entregó información anticipada de razzias que la policía programaba en Pergamino”. Respecto de las técnicas de interrogatorio, por suerte, el informe no da detalles. La hija de Ceccon, Nancy, que va camino a ver un recital de “La Renga” piensa en voz alta: “Esta historia de que haya estado en la policía como infiltrado es de locos (…) ¿Tan valiente pudo haber sido? (…) Hay algo que siempre intuí en mi corazón y es que mi Viejo, era un compañero muy comprometido”. En homenaje a él, fue colocada una “Baldosa por la Memoria” exactamente en la casa que construyó con sus manos en el barrio Güemes antes citado, calle San Salvador 2340. Numerosas vecinos y familiares, como así también ex militantes, se reunieron para la ocasión. Tengo un poema de Luis Francisco Ceccon en mi archivo, que dice así: “Mi amigo el cura me enseñó a amar a Dios de otra manera. Mi amigo el cura es como yo. Ya se rompieron las barreras. Mi amigo el cura me enseñó a salir de mi egoísmo y que en amar a los demás estoy luchando por mí mismo”.