“Minito” Cejas era el mayor de cinco hermanos y había nacido el 6 de enero de 1956. Si bien cursó dos años en el Instituto Técnico San Bonifacio de Lomas de Zamora –provincia de Buenos Aires- debió dejar el estudio y conseguir un trabajo para ayudar al sostén familiar. Tipo tranquilo y pausado, armado de una paciencia enorme, eligió como deporte aquellos que iban como anillo al dedo con su personalidad: el ajedrez y la pesca. La elección de su música preferida también le dio un toque diferente al común denominador de aquellos jóvenes idealistas: le gustaba el tango y Alberto Castillo era su intérprete favorito. Militante de Juventud Peronista en el barrio Los Generales, sito también en Lomas de Zamora, después de su jornada laboral se iba hasta la municipalidad y cargaba las copas de leche para repartir entre los pibes del barrio a quienes además ayudaba a hacer los deberes que les daban en la escuela. Profundizó su compromiso político y se sumó a Montoneros. El 19 de septiembre de 1976 a las 3 y media de la mañana, fue secuestrado-desaparecido junto a su novia Laura y junto a su amigo del alma y compañero de militancia Enrique “Quique” Ferreyra, en la casa de éste. Cuentan que “Minito” Cejas cercado trató de sacar un arma para defenderse pero los agresores, advertidos, lo golpearon con saña hasta romperle los dientes. Su madre, Sara Eva Peretti, pese al horror padecido, tiene las ideas claras: “Yo me siento muy orgullosa de mi hijo. Ellos, la Juventud Peronista, los Montoneros, sabían muy bien lo que querían, no eran ingenuos, tenían claro que iba a suceder en este país y que lamentablemente sucedió y dieron entonces la vida por una causa (…) ¡Sí! Yo estoy orgullosa de ser la madre de un chico de JP de aquellos días”. Hay más: el sábado 25 de septiembre de 2010 a las 14 hs. en el Barrio La Heras de Lomas de Zamora, recibió un homenaje como integrante de Juventud Peronista. Allí la Casa de la Memoria “Oscar Acosta”, el Centro Cultural “Padre Mugica”, la Red Militante en el Proyecto Nacional y la Dirección Municipal de Juventud de la Intendencia de Lomas de Zamora plantaron un árbol en su memoria y dejaron su nombre para la inmortalidad, en una placa conmemorativa, de su sacrificio.