Roberto
Baschetti

Cirullo, Rosa Haydée

Rosa Haydée Cirullo de Carnaghi nació en 1923. “La Tía Tota” como se la conocía en el ambiente de la Resistencia Peronista era muy allegada al accionar de Dardo Cabo. Integró el Consejo Superior Peronista y fue diputada. Se negó a irse de la Argentina pese a las reiteradas amenazas de la Triple A. El 4 de agosto de 1976 fue secuestrada en su domicilio de Villa Martelli, provincia de Buenos Aires, junto a su hija Carmen María que se negó a separarse de ella. Ambas fueron vistas en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y luego en Coordinación Federal donde fueron asesinadas el 30 de agosto y sus cuerpos dinamitados en Fátima –Partido de Pilar, provincia de Buenos Aires- junto a otros 17 militantes políticos. Una plazoleta con su nombre puede verse hoy en día en calle Alberti, vereda par, entre Cochabamba y la bajada de la Autopista 25 de Mayo. Su pensamiento queda reflejado en estas líneas –polémicas en su última parte-, cuando tomó uso de la palabra en el acto que Juventud Peronista y Montoneros realizó, luego de una misa en la Iglesia “San Juan El Precursor” del barrio de Saavedra (Ex Barrio “Presidente Perón” hasta el ’55), el 26 de julio de 1973. Para la ocasión, expresó: “Evita vive en nosotros porque cada uno de nosotros somos Evita. Nosotros somos los soldados de Perón, nosotros activistas, nosotros militantes, nosotros combatientes, nosotros pueblo en lucha como ella quería (…) Estuvimos peleando en la Resistencia, y en las cocinas de nuestras casas se gestó la lucha de un pueblo que marcó una época histórica. Vamos a hacer política y no el estúpido feminismo que tanto despreciaba Evita, donde el enemigo parece ser el hombre, cuando en realidad es el sistema liberal, que no solo oprime a los humildes, sino que sepultó a la mujer”. El novio de su hija, Carmen María, contó una anécdota ocurrida cuando Isabel Martínez vino a Buenos Aires a mediados de los ’60, enviada por Perón para desbaratar el juego del vandorismo que apuntaba a conformar un “peronismo sin Perón”. Parece que, en un momento, en una reunión se cruzaron, la nueva esposa de Perón y la “Tía Tota” quien había escuchado un improvisado discurso de la viajera para la ocasión. Y entonces Rosa Haydée Cirullo le dijo a boca de jarro “me parece que vos sos muy ‘chiquita” para un General como el nuestro, tan grande”. No se equivocó, el tiempo le dio la razón.