En Cañadón Seco, provincia de Santa Cruz, donde se cruzan las avenidas Bizcacheras y Nuestros Mártires, se exhiben tres gigantografías con las caras de Walmir Oscar Montoya (ver su registro), Segundo Reinaldo Oscar “Tatú” Rampoldi (ver su registro) y Eduardo José Clivio, que fueron militantes de Juventud Peronista y Montoneros, nacidos en el lugar y que luego activaron políticamente, desperdigados por otros territorios del mapa argentino. Los dos primeros asesinados, el último –Clivio- muerto en el exilio colombiano en 2003, víctima de una cruel enfermedad. Los tres fueron designados vecinos ilustres del lugar y sus rostros se iluminan cada una de todas las noches, por un reflector que arroja un haz de luz permanente.