Nacido el 11 de mayo de 1952. Casado, de origen español. Formado en la solidaridad social en el bachillerato humanístico de la Inmaculada, al enterarse de la militancia católica tercermundista de su amiga Antonia Canizo en la Villa 31 de Retiro, Gustavo le pide participar. Ella lo llevó a la capilla del Barrio Saldías, a cargo de mi amigo, el Padre “Pichi” Meisegeier. Allí conoció a dirigentes villeros y estibadores protagonistas de la huelga portuaria del ’66. En 1972, el grupo de jóvenes que ayudaban, adhirió a la Juventud Peronista y fundó una Unidad Básica en Morón, provincia de Buenos Aires. Un año después, en el medio de una movilización, encontró los ojos de Ana Cernadas y enamorado se casó en agosto de 1973; tuvieron un hijo, Damián, nacido en febrero de 1975. Estudiante de Ciencias Económicas en la Universidad de Buenos Aires (UBA), militante de Juventud Universitaria Peronista y Montoneros, secuestrado y desaparecido el 15 de abril de 1977 a la edad de 24 años. Su mamá, Norita Cortiñas, es uno de los baluartes inclaudicables que tienen las Madres de Plaza de Mayo. Y cuenta una anécdota que permite ver el compromiso de Carlos Gustavo con la causa, cuando angustiada le pidió que en las movilizaciones no se mostrara mucho, no fuera adelante. Y él le contestó: “Yo no te voy a prometer eso mamá, porque vos querés que vaya el hijo de otra madre. No voy yo y va otro y es lo mismo…”. De un obituario en su memoria, aparecido en “Página 12” el 11-5-2006: “Tu ejemplo de solidaridad, dignidad y compromiso siempre estará presente en el corazón de los tuyos. Te queremos y te admiramos (…) Ni olvido ni perdón”.