Miércoles 18 de junio de 1975. En los barrios de Rosario se estaba terminando de repartir las ropas y comestibles que los Montoneros exigieron a Bunge & Born antes de liberar a los hermanitos secuestrados. Juan Bautista Corvalán, “El Gordo Chicote”, era uno de los tipos más queridos de la Zona Sur de Rosario, fana de Rosario Central, vivía en Dorrego y la vía: pibe de barrio, 5 años de albañil, 10 de tornero, 3 años de J.P. militando con el “Narigón” Henry y el “Chino” Ion, un año de montonero. Como aspirante lo habían enviado a Villa Constitución un día antes, también a repartir la mercadería. En un momento quedó solo. Lo sorprende una patota de civil de unos 20 tipos que luego se supo eran de la Federal, lo suben a un camión, le pegan dos escopetazos y como no se muere –forcejea, grita: ¡Viva Perón! ¡Vivan los Montoneros!- para finiquitar la macabra tarea, le tiran una ráfaga de ametralladora: 40 impactos tiene en su cuerpo. ¡Lo mataron al Chicote!… se hace una colecta, todos ofrecen ayuda, todos se acuerdan del Gordo, un viejito ofrece una bandera argentina. El viernes 20, los obreros de Acindar paran 15 minutos la producción en su memoria, todos lloran al primer montonero caído en Villa Constitución en la lucha por la liberación nacional. Precisamente la acción en que perdió la vida Corvalán, había sido para sostener a los obreros de Acindar, que habían participado de la huelga y estaban despedidos.