Costa, Isauro

Sargento Ayudante del Ejército Argentino. Peronista. Fusilado en la Penitenciaría Nacional de la Avenida Las Heras. Ocurrió luego del frustrado intento del 9 de junio de 1956 (comandado por el General Juan José Valle), por recuperar la soberanía popular arrebatada por el sangriento golpe militar de Rojas y Aramburu, protagonizado un año antes. (Ver registro de Luciano Isaías Rojas). Costa había nacido el 31 de enero de 1922 en un parto domiciliario. Fue monaguillo en la parroquia Cristo Obrero ubicada en el barrio porteño de Villa Soldati. Se alistó en el ejército. Se casó a los 23 años con María del Carmen Melo que para entonces tenía 18 años de edad, por iglesia, en la misma parroquia donde fue monaguillo: eso fue un 16 de noviembre de 1945. Tuvieron tres hijas: María del Carmen, María Teresa y María Margarita. Isauro tocaba el clarinete en la banda del Regimiento 2 de Infantería con asiento en Palermo. El 9 de junio de 1956 se fue de su casa en la fría noche invernal, entre las 21 y las 22 horas, con un gran dolor en el pecho en su despedida del hogar, pero con la convicción que iba a pelear por una causa justa y de vencer, para que volviera a la patria avasallada por una dictadura cívico-militar, “la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación”. Fue fusilado dos días más tarde, a los 33 años de edad, en la Penitenciaría Nacional de la avenida Las Heras en Capital. Una de sus hijas María del Carmen –mismo nombre de su madre- sufrió en carne propia el repudio y ostracismo social. Nos cuenta: “Los vecinos del barrio, los Pintos de apellido, tenían una hija Marta que era mi amiga. Un día vino a jugar a la puerta de casa como siempre, pero ese día no quiso entrar, se quedó del lado de afuera de la casa y me dijo: ‘con vos no juego, peronista’ y me escupió la cara. Y con esos mismos vecinos habíamos pasado fiestas juntos, con mi papá que era muy sociable y buena persona. Pero cuando caímos en desgracia, todos nos dieron la espalda. Mi madre pasó a ser una loca y nosotras la hija del peronista. Mi infancia quedó marcada a partir de los 6 años…”. Recién para junio de 1996, en el 40° aniversario del fusilamiento rastrero, el Presidente de la Nación Argentina, Carlos Saúl Menem, le acercó una misiva a la esposa de Isauro Costa en estos términos: “Le hago llegar el sentido recuerdo a la memoria de su esposo que ofrendara su vida por la Patria en defensa de sus más caras tradiciones. Tenga la seguridad que el Suboficial Mayor Isauro Costa murió como un valiente, murió como un soldado. Que Dios la bendiga”.