“El Chere”. Nacido el 19 de marzo de 1934 en Corpus, Misiones. Tuvo una infancia humilde pero muy feliz. El duro trabajo de la chacra era realizado por todos los integrantes de la familia, compuesta por su padre Andrés y su madre Anastasia Marcenuk y sus siete hermanos, radicados en Colonia Gisela. Ordenado sacerdote el 4 de diciembre de 1960. Graciela Franzen ex militante de Juventud Peronista lo recuerda así: “Estaba en la Iglesia Catedral de Posadas, cuando yo tenía 8 años (1966). Sus sermones me llegaron tanto, que me marcaron para toda la vida y lo mismo le ocurrió a muchos niños y jóvenes. Cuando lo trasladaron de la Iglesia Catedral a la Iglesia Sagrada Familia, la mayoría de los jóvenes lo siguió allá, sobre todo los del centro, sin que supieran sus padres. Él también era responsable de la Capilla San Rafael. Allí trabajó en la defensa de la dignidad humana, ya que en el Barrio Tiro Federal la mayoría era gente muy humilde”. Más adelante en el tiempo, el Padre Czerepak fue trasladado a la localidad de Montecarlo, donde fue asesor del Movimiento Agrario Misionero (MAM). Ya para ese entonces formaba parte del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM). En las elecciones misioneras del 13 de abril de 1975, fue candidato a diputado provincial por el Partido (Peronista) Auténtico. Su sobrina Roxana aporta lo siguiente: “Estaba siempre atento a nuestra educación, nos facilitaba libros, nos enseñaba de historia, nos hacía escuchar discos de música clásica. Siempre nos inculcó que debíamos estudiar para superarnos y tener mejores posibilidades en nuestras vidas. Decía que al pobre ignorante es fácil llevarlo de las narices y que el pobre instruido puede cambiar su historia de opresión y la de sus semejantes”. Czerepak, fue detenido por la última dictadura cívico-militar que padecimos. Cientos de firmas pertenecientes a la comunidad de Montecarlo se juntaron para pedir por su libertad. Luego de pasar varios años encarcelado, fue expulsado del país. Se exilió en Alemania. Con el regreso de la democracia, al tiempo, volvió a nuestra patria, afincándose en Colonia Alberdi, retomando su tarea pastoral como párroco. Otra compañera peronista y cristiana, María Luz Presa dice sobre él: “El Padre José vivió según nos enseña el sermón de la montaña. No esperó que la pobreza, el hambre o la sed golpearan su puerta. Salió a compartir lo que tenía. No espero que se llevaran a sus hermanos detenidos, para visitarlos. Compartió sus penurias en las cárceles. Y hoy, en su propio cuerpo, está sufriendo el mismo dolor que a tantos antes ayudó a soportar. Plenamente hombre, profeta, rey y sacerdote”. Falleció a la edad de 77 años, un 27 de octubre de 2011.