“Victoria”. Y en algún momento usó un pasaporte con el nombre de “Silvia Cadícamo”. Una mujer menuda, con la cabeza llena de rulos y bastante divertida que nació el 30 de octubre de 1948 en Buenos Aires. Maestra. Montonera. Secuestrada y luego desaparecida en la ESMA, con 28 años de edad, junto a su marido y sus dos hijos chiquitos, de nombres Marcelo y María Victoria en 1980. Cuando fueron “chupados”, el matrimonio regresaba por segunda vez al país. Dos veces también habían logrado escapar con vida. Se habían exiliado en Suiza y luego habían regresado para la llamada “contraofensiva”, mientras dejaban a sus dos hijos en una guardería en Cuba. Finalmente los habían ido a buscar para dirigirse a México donde se entrenarían en el uso de antenas, radios y aparatos para realizar interferencias. Intentaban regresar otra vez a la Argentina para insertarse en algún barrio y dar la batalla ideológica y política, más que militar. Ya arrojada en la ESMA, dio a luz a una beba a quien le puso como nombre Laura, que le fue robada y nunca entregada a sus familiares. En el parto fue asistida por el médico naval Carlos “Tommy” Capdevila. Para mayores datos, ver registro de su esposo Orlando Antonio Ruíz (también peronista montonero).