26 años. “Tití” para sus amigos. Obrero naval en Astilleros Mestrina, militante de la Agrupación “Alessio” del gremio de Navales y de Juventud Trabajadora Peronista (JTP). Luego, afiliado al Bloque Sindical del Peronismo Auténtico. Secuestrado por la Triple A el 3 de febrero de 1976 en la zona de los astilleros del Tigre. Dos días más tarde su cuerpo aparece acribillado a balazos en Moreno, provincia de Buenos Aires, junto con su compañero de militancia Luis Alberto Cabrera y la esposa de éste, Rosa María Casariego. Es decir que en una ciudad militarizada sus captores cruzaron el Gran Buenos Aires –con tres personas maniatadas- y por lo menos en tres vehículos, sin que ningún control, retén o patrulla se percatara de ello. La Comisión por la Memoria, la Verdad y la Justicia Zona Norte, los recordó en febrero del 2006 (parafraseando al Comandante Marcos) así: “Pero hubo quienes fueron y son abajo. Ellas y ellos nos heredaron, no un mundo nuevo, completo y acabado, pero si algunas claves y pistas para unir esos fragmentos dispersos, y el armar el rompecabezas del ayer, abrirle una rendija al muro, dibujar una ventana, construir una puerta. Porque es bien sabido que las puertas fueron antes ventanas, y antes fueron rendijas y antes fueron y son memoria. Tal vez por eso temen los de arriba, porque quien tiene memoria en realidad tiene en su futuro una puerta”. Además, a 41 años de los trágicos hechos volvieron a su barrio: en febrero de 2017 la baldosa en su honor ya quedó fijada en el suelo de Rincón de Milberg, donde ellos dejaron su huella.