Espejo, José Gregorio

Aquí de saco y corbata, rodeado de trabajadores como él. Nació en Jáchal, provincia de San Juan un 28 de marzo de 1911. Migró a Buenos Aires en busca de un futuro mejor. Comenzó trabajando en la empresa Bagley como chofer. Simpatizante de ideas socialistas se afilió en 1939 al reciente creado Sindicato Obrero de la Industria de la Alimentación, donde se desempeñó hasta 1945 como vocal de la Comisión Directiva y desde ese año y hasta 1947 como Prosecretario de Prensa. Cabe acotar que, en 1942, durante la Década Infame, por participar en una huelga, debió pasar siete meses preso en el penal de Villa Devoto. Participó de la gloriosa jornada del 17 de Octubre de 1945 adhiriendo al peronismo surgente; él y su sindicato. Fue secretario general de la central obrera (CGT) a fines de 1947. En diciembre de 1948 fue electo convencional constituyente para la reforma constitucional de 1949, lo que le permitió hacer una decida defensa de los Derechos del Trabajador, finalmente incorporados a la nueva carta magna con fuerza de ley. Cuando el Peronismo en 1951, expropió el diario oligárquico “La Prensa” y se lo cedió a los trabajadores para su edición, Espejo como secretario general de la CGT fue designado presidente del nuevo directorio. Y además fue el organizador principal del impresionante acto que se hizo en la avenida 9 de Julio para que Evita aceptara ser la candidata a vicepresidente de la República en las elecciones futuras. Él encabezó el sentir popular de la CGT (casi 5 millones de afiliados) pero al final la presión del establishment terminó en el famoso renunciamiento de Eva Perón el 22 de agosto de 1951. En el campo internacional, la CGT conformó con éxito una entidad gremial regional que denominó ATLAS (Agrupación de Trabajadores Latinoamericanos Sindicalistas) con el doble fin de llevar al resto de América las verdades de la doctrina peronista tergiversada y enfrentar las mentiras de la CIOLS (Confederación Internacional de Organizaciones. Sindicales Libres) manipulada por los Estados Unidos de Norteamérica. Espejo fue el primer Secretario General de ATLAS. En 1952, en octubre, Espejo renunció al cargo máximo que tenía en la CGT luego de que falleciera Evita en el mes de julio del mismo año. Tras el golpe militar de setiembre del ’55 fue apresado y enviado a la cárcel de Río Gallegos donde con otros compañeros peronistas realizó con éxito una espectacular fuga que los llevó a Chile en marzo de 1957. Su proceder en aquellos momentos fue dado a conocer por otro de los fugados –John W. Cooke- en carta a Perón del 11 de abril del mismo año. “Espejo dentro de la prisión se portó dignamente y tuvo, el gesto de salir de la embajada donde estaba refugiado para organizar la huelga de noviembre de 1955. Entre la gente trabajadora su prestigio aumentó mucho este último año”. En el país trasandino por intermedio de los sindicalistas chilenos que le dieron una mano, se ganó la vida manejando un taxímetro. De vuelta (12/5/58) a la Argentina durante el gobierno de Frondizi fue nuevamente detenido con la excusa de que tenía una causa penal pendiente; en rigor a la verdad no le perdonaban su lealtad incondicional a Perón y Evita, lo que le valió un encierro temporal y golpes y no poder comunicarse con su abogado (Fernando Torres Ver su registro). Al recobrar su libertad se dedicó al corretaje de productos alimenticios para poder vivir dignamente y luego instaló una venta de café al paso. Fue un ejemplo de conducta gremial, que no siguieron tantos sindicalistas crápulas, de antes y de ahora, que viven de sus cargos de por vida y dejaron de defender al pueblo trabajador para ser empresarios y negociar y vender cuantas luchas hagan falta para mantener sus privilegios. José Gregorio Espejo falleció en 1980. En noviembre de 2024 se dio a conocer la aparición de un libro del historiador Hernán Brienza, que lleva por título “José Espejo. El guardián de Evita”.