Roberto
Baschetti

Ferrara, Floreal

Su madre era española y se llamaba Paulina García. Su padre, Pedro, era un yugoslavo anarquista y dirigente sindical. Floreal nació el 7 de junio de 1924 y se crió en Punta Alta, provincia de Buenos Aires. Era el mayor de tres hermanos. Toda la vida fue peronista militante. (Debutó con 10 años, con otros amigos, quemando una bandera de Gran Bretaña que ondeaba en una oficina de aguas que era propiedad del Imperio en Argentina). Tuvo poliomielitis antes de tener un año de vida y quedo rengo para siempre. Se fue a estudiar a La Plata en 1943 alojándose en una pensión estudiantil de 2 y 50. Doctor en Medicina (1950). Cardiólogo. Médico sanitarista. Discípulo directo y amigo de Ramón Carrillo. Ministro de Salud de Oscar Bidegain y de Antonio Cafiero en sus respectivas gobernaciones en la provincia de Buenos Aires. Durante esta segunda y corta gestión (diciembre 1987), creó y puso en marcha el Programa de Atención Ambulatoria y Domiciliaria de la Salud (ATAMDOS) para llevar la atención médica a los barrios. Dejó su impronta con afirmaciones como esta: “Nuestra definición de salud es que el hombre y la mujer que resuelven conflictos están sanos. Y por otro lado estoy convencido de que siempre que uno hable de salud, no hay perspectiva de otra salud que aquella que construye el Estado. No hay perspectiva de creer en la salud privada. La salud privada es un negocio mercantil para los ricos que la pueden pagar”. Perseguido por la última dictadura cívico-militar que padecimos, en el primer año de la misma (1976), su casa de La Granja –un pueblito cercano a La Plata- fue allanada, destruida y los libros quemados. Ya que estamos en el tema, aproximadamente escribió 300 trabajos científicos y numerosos tratados entre los cuales pueden resaltarse: “Medicina de la Comunidad”; “Desarrollo y bienestar argentino”; “Alcoholismo en América Latina”. Ferrara supo decir: “No hay revolución asistencial, ni tampoco solución integral por el perfeccionamiento del sistema sanitario, o triunfo sobre la enfermedad por la optimización de la asistencia médica. Todos estas terapias, apuntan a un enemigo que no existe o cuando mucho, a una sola y pequeña parte del enemigo. Esa no es la batalla fundamental. En realidad, el enemigo está más allá, es más grande, mucho más abarcativo y por ende más complejo, más difícil, mucho más enemigo. Se agranda así y se complejiza claramente la realidad problemática a la que es necesario enfrentar. Esta ampliación del objeto, este desaforado crecimiento del enemigo nos hace comprender, tomar clara conciencia de las razones de tantos fracasos, del por qué de tanta muerte y enfermedad, postración y malestar. El punto céntrico se ha trasladado del microbio a la sociedad; de la modificación patológica del mecanismo celular, al entendimiento de las fuerzas y relaciones sociales; de las alteraciones íntimas del protoplasma, núcleos, cromosomas, membranas, nucléolos, a las relaciones de producción. Este es el cambio: rechazar el fetichismo del síntoma, de la enfermedad, para comprender la causalidad estructural que lo genera (…) Por eso hoy la medicina y su práctica en la Atención de la Salud, en la Epidemiología resulta una ciencia socio-política, enraizada en la historia del hombre y sus grupos sociales, abarcando el análisis concreto de las relaciones de producción que determinan las situaciones sociales, políticas, económicas, jurídicas, religiosas, culturales, que atentan o deterioran las posibilidades del bienestar de la población”. Floreal Ferrara falleció el domingo 11 de abril de 2010. Pocos años antes de fallecer (diciembre 2007), la Legislatura porteña lo distinguió como ciudadano ilustre de Buenos Aires en virtud de su dedicación “al avance científico en el campo de la salud y al compromiso político y social para que ello se plasme en un sistema público que garantice el bienestar de toda la población”. En esa ocasión contó una anécdota sabrosísima: “Carrillo me contaba las diferencias que tenía con Eva Perón. Me decía que Eva estaba totalmente convencida de que los hospitales debían ser del pueblo, y por lo tanto, debía gobernarlos el pueblo. Y Carrillo se enojaba, decía que no estaba de acuerdo, que los hospitales eran responsabilidad del Estado y que debía gobernarlos el Estado. Se acaloraba y me apuraba: ¿Usted que piensa? Y yo le decía que pensaba como Eva. ¿No ve? -contestaba Carrillo ofuscado- son todos revolucionarios… pero tienen razón”. La concepción de Carrillo era la correcta en aquella coyuntura histórica de nuestro país que tenía un Líder y ese Líder era el Poder. Es decir, que el Poder residía en el Estado. Otra característica de Floreal Ferrara es que nunca le esquivó al bulto. Para fines de los ’60 tuvo efímera existencia una Guerrilla del Ejército Libertador (GEL) enfrentada a las dictaduras militares de turno. Cuenta Carlos Flaskamp, militante de dicha organización guerrillera: “Nuestro equipo de Sanidad se complementaba con una lista de médicos a quienes pensábamos se podía recurrir en caso de emergencia; ya que no teníamos médicos propios. Los médicos que estaban en esa lista ignoraban que contábamos con ellos. Estaban en la lista porque algún compañero que los conocía pensaba que eventualmente cooperarían”. En tal contexto, Floreal Ferrara atenderá a Oscar Doglio, luego de haber sido herido en el curso de una operación guerrillera.