Suboficial del Ejército Argentino. Peronista. Ya como retirado de la fuerza (pero no tanto) tomó la guardia del Regimiento 7 de Infantería de La Plata –sin derramamiento de sangre alguno- al mando de 15 hombres armados entre soldados y civiles y dio comienzo en esa ciudad a la sublevación contra el gobierno entreguista y sanguinario de Aramburu y Rojas. Ocurrió el 9 de junio de 1956. Fracasado el intento en el desarrollo de los hechos posteriores y cercado por las fuerzas leales al gobierno de facto, se mantuvo prófugo por un tiempo en tanto los medios de comunicación lo mostraban como un sujeto “dado de baja del ejército por conducta desleal, habitué de las confiterías céntricas y del hipódromo local” en un claro intento de desprestigiarlo y desmerecer su alineamiento al lado del peronismo, la democracia y la constitución avasallada. Él como sus compañeros revolucionarios pasaron a ser de la noche a la mañana “sediciosos, asesinos y cobardes partidarios del dictador depuesto”.