Roberto
Baschetti

Ferreira, Susana Beatriz

“Negra”. Nacida el 16 de agosto de 1948. Comenzó su militancia en el ámbito juvenil de la iglesia católica. De familia peronista, luego se sumó ella también al peronismo con el “Luche y Vuelve” y al Partido (Peronista) Auténtico en las elecciones de 1975 en Misiones. Le escribió a su madre antes de las fiestas navideñas: “Mami. Recién ahora comprendo que cometí un gran error al no haber hablado claramente con vos sobre mi verdadero compromiso político. En diciembre del año pasado fui incorporada a la agrupación Montoneros. Vos y el viejo laburantes de toda su vida sabrán comprender mejor que nadie la decisión que tomé. Las injusticias que soporta en pueblo son inacabables y de alguna manera hay que ponerles fin. Tu cariño hacia mí, veré reflejado en la comprensión de lo que hago y a la forma en que decidí comprometer mi vida. Yo sé que vos querés mi felicidad y tené la seguridad que lograr la Revolución será la felicidad para mí. Siento no estar en casa para cuando estén todos juntos, pero pienso que es el precio de esto tan lindo que estamos construyendo para todos. Una sociedad más justa”. Militante del peronismo montonero con el grado de Aspirante; secuestrada por el Ejército en octubre de 1976. Era maestra rural en Oberá, Misiones, estaba embarazada y fue asesinada, presumiblemente, en el Regimiento Nº 30 de Apóstoles en esa misma provincia. Sus restos fueron hallados el 16 de diciembre de 1976 en la localidad de Campo Grande, Misiones y al otro día entregado a sus familiares. Su hermana Martha tiene mucho para decir: “Susana Beatriz Ferreira y todos los asesinados y desaparecidos fueron víctimas de un genocidio. Este feroz accionar no fue indiscriminado, sino que fue dirigido a un grupo nacional que existía en la Argentina y era un obstáculo para el modelo de país que la dictadura contrarrevolucionaria de 1976 vino a establecer (…) Este ha sido un genocidio de clase. Los cuadros obreros y agrarios eran hijos del pueblo pobre. Su sentido histórico y su conciencia, los llevó a integrar las organizaciones que colectivamente le disputaban a la clase económicamente dominante esa riqueza, acumulada en base a la explotación (…) La respuesta colectiva, las formas de resistencia, el tierno amor por los desposeídos fueron oscuramente castigados: quemada, golpeada, con los huesos triturados, con la cabeza estallada, desnuda, así estaba mi hermana el 17 de diciembre de 1976”.