Peronista. Comenzó trabajando en el ministerio de Gobierno y luego en la Dirección de Defensa Civil. Fue cuatro veces Secretario General del Sindicato de Empleados Públicos (SEP) de Córdoba, tres de ellas recuperándolo de intervenciones militares. Se recuerda como un hito de enfrentamiento a ellos, la manifiesta resistencia a las pretensiones del interventor Caballero de imponer un examen de dactilografía para cesantear a los empleados públicos que no alcanzaran las 45 palabras por minuto; Ferreyra encabezó la quema simbólica de una máquina de escribir en la esquina céntrica cordobesa de Dean Funes y Vélez Sarsfield, uno de los actos que dos días después detonaron El Cordobazo. Precisamente, participó del “Cordobazo”, en las luchas callejeras por el retorno de Perón y en la campaña presidencial del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI) en 1972-73. En otra oportunidad condujo una huelga de 40 días, la más larga que hayan sostenido los empleados públicos en esa provincia, y que terminó con más de 400 trabajadores cesanteados y el SEP intervenido; lejos de abatirse, Ferreyra, organizó la resistencia y recuperó el sindicato. Secuestrado y torturado en el campo de concentración “La Perla” luego del golpe del ’76. Luego sufrió cárceles y persecuciones. Murió enfermo el 5 de junio de 1985 y es recordado todos los años como “el máximo referente del Sindicato y los Gremios Estatales, inmortal en la Memoria de los Empleados Públicos” y por llevar adelante la primera conducción gremial pluralista en Latinoamérica, al incorporar a la conducción del gremio a trabajadores de distinta extracción política.