Roberto
Baschetti

Figueredo, Rosalía

Nació en Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos, el 1º de enero de 1927. Tenía seis hermanos y un padre que se ganaba la vida en tareas de perforación para bombas de agua y molinos. Rosalía apenas pudo terminar el tercer grado de su escuela primaria. Dejó, porque tuvo que ayudar a sus padres con el sustento económico diario, para que todos pudieran tener un plato de comida en la mesa. En el año 1940, con 18 años recién cumplidos, entró a trabajar en un hospital, desarrollando tareas de Caba Enfermera. Dice el Doctor Edgardo García director de un nosocomio entrerriano: “Rosalía era una enfermera comprometida, solidaria, peronista, delegada representante de las trabajadoras y trabajadores del Hospital Centenario de Gualeguaychú, que en el año 1955 fue brutalmente perseguida por esa condición. Su intransigente servicio comunitario como enfermera y su rebeldía ante las injusticias, hicieron que su militancia popular continuase aquí, en la ciudad entrerriana de Victoria, en el Hospital ‘Dr. Fermín Salaberry’. Por último, quiero destacar que no es casual que este homenaje se realice en vísperas de un nuevo aniversario del “Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia”, esa triste fecha de marzo, en la que cada año volvemos a pasar por el corazón, la memoria de nuestros 30.000 compañeros detenidos, torturados y desaparecidos por el Terrorismo de Estado, implementado sistemáticamente por la dictadura cívico-militar más sangrienta de toda la historia de nuestro país”. Rosalía siempre hizo gala y fe de dos condiciones que la enorgullecían: enfermera peronista y católica militante. Junto al Padre Elías Musse, cura Sacerdote del Tercer Mundo liberado de la cárcel en los ’80, servirá pastoralmente en la misma parroquia barrial en que este curita se desempeñaba (Capilla Cristo Obrero), en la ya mencionada ciudad de Victoria, donde además salía hasta de madrugada si era necesario para poner inyecciones, en el Barrio del Cementerio. También vale recordar que Rosalía de jovencita cuando fuera enfermera del Hospital Centenario fue delegada gremial del Sector Salud Pública por la Federación Gualeguaychú de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) y una vez instalada la contrarrevolución “fusiladora” del ’55, sufrió presiones y humillaciones de la nueva patronal (se le encomendaba, hacinada, limpiar todos los días el sótano y la parte de la morgue del Hospital, aunque estuviese limpio), lo que sumado a un grave conflicto personal, obligó a la mudanza con anterioridad comentada. Daniel Parcero que hizo un opúsculo sobre ella, comenta con acierto que: “Siendo delegada disfrutará y defenderá los nuevos derechos propiciados por la flamante Secretaría de Trabajo; desde su terruño vivirá las instancias del 17 de Octubre y será parte de la primera generación de peronistas puros –no tenía militancia previa- y amará a Evita como se ama a una madre, porque la sentía madre de todos los humildes y los incluidos (…) Siempre contaba que cuando murió Evita el 26 de julio de 1952, el Hospital era un velorio gigante y que las pacientes internadas lloraban abrazadas junto a las enfermeras. Con 25 años aquel episodio la marcó para toda su vida”. Rosalía Figueredo falleció a la edad de 72 años, el 2 de junio de 1999. Tan querida en el barrio, sus restos fueron velados en la capilla citada con anterioridad, que desbordó de gente para darle el último adiós. Por pedido de un candidato peronista, ese mismo año de su deceso, la Unidad Básica de la intersección de las calles Corrientes y Güemes de Victoria, comenzó a llamarse “Rosalía Figueredo de Méndez” como postrer reconocimiento a su trayectoria y a su ejemplo de vida.